Cuando era niña, mi abuelo Kalak me contó la historia del Ater Tumti, el plan de traer el Cielo a la Tierra. Cuando comencé mis estudios, Sobek me enseñó la importancia de ir más allá y trascender los límites. Cuando fui adulta, él y mis hijos Usr y Bathr me enseñaron el Amor.
Junto a mi hermana, Sobek y su hermano, aprendí lo que era ser un Idilien, sacerdotes de los 4 Elementos. Y junto a la familia Azul, lo que era ser un Arsayian.
Ante la Esfinge aprendí sobre mi misión y la creación.
En toda la vida, comprendí gran parte de lo que hoy sé y explico humanamente sobre la historia y el universo. ❤🧡💛💚💙💜💗
Pero lo que verdaderamente me hizo acordar de todo lo que sé, fue ese amor, esa paz que sentía al abrazar a mis hijos y compañero. Allí estaba cada memoria, cada sentido, la esencia y coherencia de todo. Y fue este amor que mantuvo vivo mi espíritu y mi alma por tanto tiempo siguiendo el sendero, el que me mantuvo en eje, el que abrió las puertas a lo que sé. ❤🧡💛💚💙💜💗
Cuando mis guías me dijeron que dibuje lo que más sentido le daba a todo mi recordar, no dudé en hacer estos dos dibujos. Allí encontraba la armonía. ❤🧡💛💚💙💜💗
Así entendí, que más allá de las grandes epifanías cósmicas o despertares divinos que tengamos, hay un agente común en la ecuasión divina: el magnetismo que hace al protón, neutrón y electrón permanecer unidos.
❤🧡💛💚💙💜💗 Nosotros los humanos le llamamos Amor… Todo es Amor… YOSOY AMOR.