YO: Cuando Serapis Bei me mostró la red, el 08 de Agosto de 2015, todo lo que podía ver era el Dodecaedro. Y desde entonces, todo lo que he hecho se basa en esta figura. ¿Por qué?

SOY: Por que eres un ser vivo, basado en agua, que vino de las estrellas, y que ha despertado todos los aspectos de una Personalidad. Por ello, la Humanidad como especie está ligada a la activación de este patrón por sobre todas las cosas.

YO: ¿Qué relación tiene el agua con la personalidad?

SOY: El agua es el elemento que toma la forma de todo lo que toca, tanto si le rodea como si está en su interior. Así, el agua hace mímica de las formas, adopta sus formas, y por lo tanto, es también conductora de las energías de la forma, así como la información que esta energía transporta. El agua es información. Y por lo tanto, todo lo que hay a su alrededor le condiciona con información. Cuando naces, el cosmos pone un sello sobre ti, moldeando las energías que te componen. Por esto, el agua registra la fuerza de tu entorno, condicionando tu interior. En ella vive tu personalidad.

YO: ¿Qué relación tiene el agua con el dodecaedro?

SOY: Si unes el Dodecaedro con el Icosaedro, obtendrás una figura en la que las 12 caras pentagonales del dodecaedro se unen en su centro por 5 líneas que crean un vértice elevado, los doce nodos del Icosaedro. La imagen es como si 12 montañas se alzasen a los cielos y profundos valles les separasen. Estos 30 valles son las aristas del dodecaedro. Ahora imagina, que desde los cielos comienza a nevar. La nieve se vuelve hielo, el hielo glaciar, los glaciares se vuelven arroyos, y los arroyos culminan en ríos que recorren los valles. La vida emerge en estos valles, materializando la información del cielo a través de cada ser vivo.

YO: Es la historia del Agua.

SOY: Cuéntamela.

YO: Una vez, el Océano de Hielo me dijo: “Imagina que el Universo es un vasto océano. Dentro, es profundo y oscuro, dando la impresión de vacío, pero sabiendo que en realidad está lleno. Su poder es infinito, pero como lo era todo, nunca fue capaz de ver o experimentar de lo que era capaz. Entonces el océano decidió expresarse. Sus movimientos crearon olas y corrientes, que llamamos Tiempo. Y dos grandes fuerzas: una cálida en la superficie y una fría en sus profundidades, que llamamos Positiva y Negativa.

Juntos crearon una corriente, un vórtice en espiral que cruzó todo el océano, experimentando todo dentro de sí mismo al máximo, pero externamente. Esta fuerza generó calor y el océano se evaporó. Por primera vez, el Todo llegó a conocerse a sí mismo en una nueva forma: como gas. El vapor comenzó a subir y el océano desapareció. Sabía que volvería algún día, pero con nuevos nutrientes y minerales, lo que llamamos Sabiduría. Y luego el cosmos helado condensó el vapor y lo convirtió en cristales de hielo, creando nieve; cada copo es único y especial, con su propio camino a seguir. Pero cuando cayeron sobre la Tierra, su belleza y divinidad se transformaron, creando hielo: la tercera forma expresada por el océano.

Ahora cada copo de nieve se derretiría y se volvería líquido, moviéndose a través de los cuatro ciclos del Ser: primavera, verano, otoño e invierno, que el océano llamó Expresión, Experiencia, Integración y Trascendencia. Una y otra vez, los copos de nieve se evaporaron y cayeron del cielo. Desde el vapor hasta la niebla, las nubes y la lluvia, cada gota de lluvia única sigue su camino de regreso al océano, transportando con nueva sabiduría. Dieron forma a arroyos y ríos, lagos y lagunas, humedales, bahías, mares y océanos. Pero a pesar de este proceso de separarnos, de creernos únicos y diferentes, siempre hemos sido Uno.

Siempre hemos sido el Océano experimentando en sus muchos estados y formas. Soy uno, un solo ser que vive en todas las cosas. Mi cuerpo creó vida: el agua absorbió la luz y me transformó en plasma, ameba y algas, plantas, insectos, gusanos y peces; árboles y reptiles, pájaros y mamíferos. Me hice humano, y muchos seres en muchos mundos. Me convertí en Consciencia, hasta que cada parte de mí podía sostenerse por sí misma y creer, y volver a mí. Siempre fuimos uno; Un Ser expresándose en muchas formas. Todos formamos parte del mismo ser biológico que nos conecta, y la evolución es la forma amorosa a través de la cual se expresa.

Pero el agua es solo un aspecto más del verdadero Océano, ya que el agua tiene un principio y un fin. El agua es la mejor forma a través de la cual podemos entender el Todo. Sus tres estados son los estados del Universo: sólido el cuerpo, líquido el alma y gaseoso el espíritu.

Pero pregúntate, ¿qué océano es más grande que cualquier forma de existencia? Y entonces entendí: la clave estaba en la primera palabra pronunciada por el Océano de Hielo: imagina.

El océano más grande: intemporal, infinito, sin espacio ni reglas, leyes o límites; donde nada y todo coexisten, está dentro de nosotros: es nuestra mente. El universo es mente. Todo lo que existe es fruto de nuestra imaginación, que todos creamos juntos. Todo lo que existe es una idea que se convirtió en un pensamiento que, al igual que las gotas de lluvia, vertió lluvia de creaciones imaginadas y se convirtió en nuestra experiencia; creencias, y estas creencias se hicieron realidad. Cada ser es una neurona en esta vasta mente universal. Todos formamos parte de la misma Consciencia, experimentando y creando pensamientos. Y estos pensamientos nos han encerrado en un mundo de creencias. El pensamiento solo puede existir dentro de una red.

Cada parte, viva y con potencial, está conectada con las demás, creando sinapsis que tienen el poder de impulsarnos a la acción y transformar nuestra realidad. Todos y cada uno de nosotros somos miembros de esta gran red, como nodos conectados por cables invisibles que no podemos ver. Y ahí fue cuando entendí: miembros – re-membrar, Rememorar.

Recordar quién soy es volver a conectar las partes de mí mismo que se han separado en el transcurso de la historia, perdidas en oleadas de tiempo. Hoy formo parte de la Mente de un enorme Ser llamado Planeta Tierra. Cada cultura, religión, nación, ciencia y arte es una forma de pensamiento de la Tierra. Pero sus pensamientos son incongruentes, no porque no sean ciertos, sino porque cada uno de nosotros cree que posee la única verdad. Todos los conflictos mundanos que nos hacen sentir esta incongruencia surgen de la desconexión de muchas partes de nosotros mismos, de haber olvidado que todos somos Uno, que yo soy Uno. Recordar es recordar las muchas partes que un día conectarán los pensamientos del mundo entero. El objetivo es, pues volver a conectar cada parte de mí mismo. Y de esta manera, recordar que yo soy”.

SOY: Y esas distintas partes coexisten en ti, y son 12. Tú lo llamas personalidad. Es allí donde el agua guarda el registro de todas las cosas que eres.

YO: ¿Mis 12 personalidades?

SOY: Son los frutos del camino del agua. La semilla activó su potencial en el merkabah tetraédrico. Ancló sus raíces entre el tiempo y el espacio en el Cubo. Y ahora extendió sus ramas a lo alto en 6 direcciones buscando la luz, y sus raíces en 6 direcciones buscando los nutrientes. Y las 12 extremidades formaron el Árbol de la Vida, el Dodecaedro. Y tú has viajado por cada una de sus ramas y sus raíces, pronunciando en cada una de ellas un Mantra, los cuales se unen hoy en lo que llamas tu Persona.

YO: ¿Cuáles son?

SOY: Se llaman Yo Soy, Yo Tengo, Yo Pienso, Yo Siento, Yo Puedo, Yo Analizo, Yo Equilibro, Yo Deseo, Yo Veo, Yo Uso, Yo Sé y Yo Creo. Al recorrer las ramas y raíces del Árbol, te conoces a ti mismo, encuentras la firmeza y la estabilidad, la importantísima Coherencia.

YO: Estas 12 son las puertas de mi Ser aquí y ahora, ¿verdad?

SOY: Tú les llamas Signos del Zodíaco. Pero son más que eso. Son los aspectos de cada ser en busca de la consciencia.

YO: ¿Quién es el Yo Soy?

SOY: Es la chispa divina que llamas Aries, el niño que se autorreferencia, que sabe que todo lo que existe, existe por y para él. Es el hermano pequeño de Yo Puedo, que es Leo, quien toma las riendas de su vida, el control, y guía a su familia, pues sabe que lo puede todo. Pero el hermano mayor, Sagitario, les recuerda el Yo Veo, es decir, quien contempla el camino, sabe a dónde se dirigen, y aconseja a sus hermanos menores en el viaje hacia el Yo.

YO: ¿Quién es el Yo Tengo?

SOY: Es la roca fundacional del hogar: Tauro. La seguridad de sobrevivir en este mundo físico. Es el hermano cómodo y asustadizo del Yo Analizo, Virgo, quien planifica la vida de su hermanito y toda la familia, mostrándoles que si hay orden no hay nada que temer. Aunque allí está en silencio el mayor, Yo Uso, Capricornio, quien con constancia enseña a sus hermanos menores cómo hacer un correcto uso de lo que se tiene y ordena.

YO: ¿Quién es el Yo Pienso?

SOY: El pensamiento es aire y se lo lleva el viento. Es Géminis, el pequeño hermano que cambiará sus ideas según las corrientes cálidas y frescas del ambiente, el que busca entre distintas ideas. Allí estará el hermano del medio, Libra, el Yo Equilibro, para poner un eje en los pensamientos, y tratar de que tanto las buenas y las malas ideas tengan cabida en la vida diaria. Pero su hermano mayor, Acuario, les dirá: Yo Sé, y ese es el fin de las discusiones, pues tendrá la experiencia y sabiduría interna para no dejarse llevar por dualidades.

YO: ¿Quién es el Yo Siento?

SOY:  Es la gota de agua que rebalsa el vaso. Cáncer, las emociones del ser, el niño que juega, que siente, que necesita amor, y dar amor. Por el contrario, su hermano del medio, Escorpio, es el Yo Deseo, quien en oposición al pequeño, buscará satisfacer sus propias necesidades emocionales, buscando en lo más profundo de la psiquis el propósito más oculto de su ser. Y la gota y el lago tienen como hermano mayor al océano, el Yo Creo, Piscis. Tu océano, la mente, la imaginación que recuerda a sus hermanos que el Amor no se siente ni se desea, sino que se entrega en incondicionalidad.

YO: ¿Yo Soy todo ello? 

SOY: Estas 12 personitas son quienes construyen tu mente, tu persona. Los 12 hermanos y hermanas, las ramas y raíces del árbol, las 12 caras del dodecaedro, las 12 notas musicales, los 12 colores del arcoíris, los 12 meses, las 12 geometrías principales, los 12 chakras, las 12 constelaciones. Para ser el Árbol, el ser interno necesita de estas 12 visiones, pero necesita que se hermanen, necesitan orden.

YO: ¿Y cómo les ayudo a estar en orden?

SOY: Busca en tu árbol, en tu historia, los potenciales y falencias de los 12 “Yo” que te conforman. Úneles.

YO: Por esto me mostraron siempre el Dodecaedro, no sólo por ser la estructura principal que sostiene la Tierra, sino porque representa los portales que crean la Psiquis de la Humanidad. Si les equilibramos a los 12 en armonía, la Humanidad se volverá coherente.

SOY: Arduo es el trabajo, pero ante todo trauma, el primer paso es la aceptación, el reconocimiento de las partes. Ahora que sabes, créelo, úsalo, deséalo, equilíbralo, analízalo. Tú puedes, lo puedes sentir, está en tus pensamientos, lo tienes en ti, pues tú lo eres.

YO: Yo Soy el Agua, la memoria del Yo Soy.

SOY: Yo Soy el Dodecaedro.