SOY: Dime… ¿Qué ves?

YO: Veo… Lo que mis ojos me permiten ver…

SOY: ¿Y son tus ojos dignos de confianza?

YO: No… Son sólo herramientas que tratan de hacer lo mejor para captar la luz.

SOY: Y en función de las necesidades del ambiente, cada ojo ha evolucionado para captar la luz de una forma diferente. Un insecto, un pez, un gato, un humano, un ave… Todos ven diferente. Sin embargo, observan lo mismo. Lo que a veces damos por hecho, es que las cosas que vemos son realmente como las vemos, e ignoramos esta verdad, de que son sólo como somos capaces de verlas. A lo largo de millones de años de evolución, cada organismo ha utilizado la herramienta de la captación de la luz como una forma de identificar el espacio en que se mueve. El ojo es un cúmulo de células fotosensibles que convierten la luz en pulsos eléctricos a través de los nervios, que conducen estos datos al cerebro, quien procesa la imagen. Dependiendo de la capacidad y amplitud de captación de las gamas lumínicas que cada individuo o especie posea, la luz será fragmentada y podrá captarse ciertas ondas, o más rápidas o lentas, cortas o largas, permitiendo ver más un color que otro. Esto hace que un animal que se mueve por la noche, tenga mayor captación de la luz, viendo muchos más matices que un animal diurno.

YO: Básicamente, todos vemos lo que nuestra capacidad nos deja observar.

SOY: La realidad es relativa al observador. Todo lo que ves en el mundo, pues, dependerá directamente de tu capacidad de percibirle. Cuanto más acotada es tu capacidad de mirar el mundo, limitado por tus creencias, por tus posturas ideológicas, por tu experiencia, entonces la forma de ver el mundo será muy básica y reducida, delimitada a las cosas que conoces, llevándolo todo a la comparación. Pero si amplías tu mundo, si te abres a nuevas realidades, a nuevas experiencias, a otras formas de pensar, a otras formas de actuar, entonces, tu visión será mucho más amplia, permitiéndote integrar una concepción del mundo mucho mayor, lleno de posibilidades.

YO: ¿Y cómo hago para ver la Verdad en todo ello?

SOY: La Verdad no puede ser vista. Pues ningún ojo puede verlo todo.

YO: Bueno… Todos dicen que el Único Ojo que todo lo ve es el de Dios.

SOY: Exactamente. Si no fuera porque ese Dios que mira no tiene un ojo, sino tantos que es capaz de verlo todo.

YO: …¿Cómo sería eso?

SOY: Cuando la Vibración comenzó a expandirse en el Universo, la misma buscaba los límites de su espacio. De igual modo que aquel organismo buscaba el espacio en que se movía. Entonces, mediante la aparición de la energía, pudo crear la luz, y así la vibración generadora de luz vio las direcciones del espacio. Según su onda resonante fuera corta o larga, la luz mostraría un color u otro, como un arcoíris. La ramificación de los colores creó un Árbol de posibilidades, y cada extremo de este árbol empezó a buscar la Luz. Así, imagina que eres un único ser que busca verlo todo, pero un solo ojo impediría ver realmente todas las perspectivas. Entonces ese único Ojo de la Consciencia, primero se dividió en dos, uno observando hacia la Luz y el otro hacia las Sombras. Así se creó el equilibrio. Este equilibrio permitió focalizar un camino neutro en el centro, permitiendo a los seres poder armar una imagen certera a partir de la imagen de las polaridades. Y éstos a su vez siguieron multiplicándose, billones de veces, siendo cada hoja del árbol un ojo más. De esta manera, el gran Ojo podía ver más y más. La paradoja está en que a mayor cantidad de perspectivas, mejor entendimiento de la Verdad.

YO: Parece contraproducente, porque, hay más conflictos entre las visiones. ¿Cómo hace el Gran Ojo para ver lo real?

SOY: Porque los ojos que miran hacia afuera expanden su visión, pero no la integran. Para integrarla, los ojos deben cerrarse y contemplar el reflejo en el interior.

YO: La glándula Pineal… El Tercer Ojo, la trinidad de la visión.

SOY: Los dos ojos que representan la dualidad focalizan la luz y la oscuridad, la lógica y la ilógica, el arte libre y las ciencias exactas, lo femenino y lo masculino. Buscan, pues, la creación constante de nuevas miradas. Pero detrás de ambos, en el centro, se forma la imagen trina de la esencia. En primer lugar debes comprender lo dicho: todo lo que tus dos ojos ven es una percepción de lo externo, y aquello que es absorbido por las células fotosensibles y transmitido por los nervios oculares al cerebro. Son simples datos, como álgebra, como código morse o los bits o leds de la pantalla que miras. La imagen enviada es procesada por el cerebro de manera espejada en todos sus sentidos. La imagen es armada en el interior como un opuesto, casi como el negativo de una foto, y dicho negativo es asimilado por las neuronas en función de los datos previos, comparando velozmente esta nueva información con todo lo anteriormente procesado. Esto genera una visión selectiva, en la que se descarta el mayor porcentaje de lo recibido, pues se considera información innecesaria, ya que se entiende que la misma ya existe en la biblioteca de datos cerebral. Y entre esos datos precisos existentes se encuentran los pulsos emocionales por experiencias vividas con anterioridad, algo que llamamos “preconcepto”. Es decir, un concepto previo, un hecho o circunstancia anterior que determina todas las siguientes. De esta manera, nuestro cerebro evalúa lo que recibe por sus ojos, algo que llamamos “prejuicio”, es decir, algo que ha sido considerado “justo” con anterioridad. De esta manera, el cerebro arma su interpretación de lo que ve, por lo que nunca nada que observes será realmente la Verdad. Así, la tercera visión, la interna, es la del concepto, la de la idea.

YO: Ese tercer concepto entonces, manejado por la Pineal, no es como muchos creen, la verdad interior, sino que es justamente la idea que se tiene del exterior…

SOY: Es muy poético describir la mirada interna como la real, pero la verdad es que la Pineal es la encargada de regular la Idea, no la Verdad. Por esto, la Unidad sólo es posible desde la Trinidad, de 3 puntos de vista. Es por este motivo que el Gran Ojo es siempre puesto en medio de un triángulo o pirámide.

YO: Es el símbolo de Dios… Pero también del concepto básico de las filosofías que llaman Masonería e Iluminismo… ¿No?

SOY: Dejemos este tema para otro momento, pues nos apartará del concepto de hoy. Más adelante lo hablaremos.

YO: Está bien…

SOY: El Gran Ojo pues, es quien genera el pulso de la existencia mediante el aspecto trino: vibración, energía y materia, las cuales originarán los atributos de amor, sabiduría y voluntad, que manifestarán sonidos, luces y formas, que luego, serán observadas por tu ojo derecho, ojo izquierdo y la pineal. Esta glándula encarna las ideas del espíritu, de la mente universal, descendiendo la Consciencia a la materia. Pero así como tú abres y cierras tus ojos, este Tercer Ojo hace lo mismo, se cierra y se abre. Hormonalmente, esta glándula se encarga de generar la reacción química que nos da sueño y la que nos hace despertarnos. Biológicamente, podemos ver que el despertarse es inevitable, y es lo que nos impulsa a buscar la luz del día, a movernos en la vida y realizar nuestras actividades diarias; en tanto por el otro lado, la misma glándula nos avisa cuando ya ha sido suficiente, y debemos dormirnos. Nos avisa mediante el cansancio, el agotamiento, nuestros ojos cerrándose a la fuerza, que es necesario dormir. Pues nadie puede vivir toda la vida despierto ya que, seguramente no lo sabías, es durante el sueño, mientras duermes, que toda la energía que has utilizado en el día es asimilada por tu cuerpo, nutriendo cada célula. Es el momento en que no gastas energía celular, y por lo tanto, las mismas pueden comer. Tu cuerpo se regenera, se nutre mientras duermes.

YO: Y en el plano del alma, el emocional… ¿Cómo se vive?

SOY: Lo llamamos el Sueño del Inconsciente, y el Despertar de la Consciencia. Regulado también por la misma glándula y sus hormonas. Pineal viene del concepto “piña”, por la forma que esta glándula posee en relación a la semilla del Pino. El símbolo de esta semilla representa una espiral ascendente y toroidal que abre todas las posibilidades del alma, como un árbol que apunta a los cielos, y por lo tanto, está relacionado a la conexión divina. Por ello, se interpretó a lo largo de la historia que este centro de poder es aquel que nos permite conectarnos con los otros planos y la divinidad. Y en cierta forma lo hace, haciéndonos soñar en el mundo de las ideas, o bajar nuestros sueños a la realidad. Pero vamos a lo básico: dormir y despertar. Igual que en la biología, el alma también necesita su tiempo de vigilia y somnolencia. También necesita dormir. Los periodos de Inconsciencia, son para el alma una especie de sueño en el que se carga de experiencias mediante errores y aciertos, viviendo sueños y pesadillas. Así, en el momento del despertar, el poder de toda esa experiencia se integra dando fuerzas para enfrentar la transformación de la vida. Nadie es plenamente consciente toda su vida, y es más, la naturaleza no busca que lo seas, ni la divinidad busca que lo seas. A veces, es necesario dormir… No debes juzgarte por tener sueño o por estar despertando. Es natural. No puedes juzgar a otros por estar dormidos mientras tú despiertas…

YO: Siempre dije que los que despertamos antes tenemos la responsabilidad y el amoroso servicio de preparar el desayuno para aquellos que aún están tratando de abrir sus ojos…

SOY: Y a veces, muchos de vosotros estáis preparando el desayuno medio sonámbulos. Pues muchos camináis despiertos viviendo aún el sueño…. “Con la almohada pegada en la cara”.

YO: Es verdad… Muchas veces me pasa.

SOY: Es normal. En un proceso tan largo como la vida, abrir los ojos lleva años. Cada día tus ojos físicos te preparan para ese momento. Hasta que un día, abres los ojos del Alma.

YO: El alma vive una vida muy extensa a través de muchos cuerpos… ¿Es por eso que decimos que nuestros ojos son las ventanas del Alma?

SOY: Bueno, es poéticamente acertado. El alma ha visto y registrado en su energía todo lo que ha experimentado, traduciéndolo en ti a en forma de emoción. Esto hace que nuestra apreciación de las verdades sea desde el punto de vista del alma, la cual podríamos contemplar en los ojos.

YO: Entonces, en resumen: no puedo ver la Verdad, sólo puedo ver una parte de ella, pequeñita. Además, estar dormido en la consciencia no es tan malo como parece. Da la impresión de que todo lo que se nos ha dicho es una especie de mentira apresurada…

SOY: En realidad, la humanidad está viviendo un despertar, y los que despiertan antes y ven que hace un hermoso día, no quieren perderse ni un minuto de ese magnífico sol, y quieren que todos despierten para que disfruten ese sol juntos. Lo que ignoran, es que en 12 horas, o menos, el sol volverá a desaparecer en el atardecer, volviendo la noche, el sueño… Y otra vez amanecerá.

YO: Es constante…

SOY: Es un gran problema. Luchar porque algo que es circular sea lineal en lugar de aprender a moverse con el ritmo del universo. La necesidad de despertar y de que estemos siempre despiertos en consciencia es lo mismo que pensar en despertar hoy y no volver a dormir nunca… Si los humanos disfrutan tanto el momento de dormir, ¿por qué no logran disfrutar su periodo de inconsciencia?

YO: Hoy comentaba a mis amigos que me está pasando algo raro que nunca antes me había pasado, y es que al irme a dormir, abrazo la almohada y sonrío muy fuerte, casi hasta con una risita, con felicidad. Nunca me había pasado.

SOY: Porque estás aprendiendo a abrazar tu sombra, a vivir aquí y ahora. Siempre solías vivir en el futuro, en lo que tus ojos no pueden ver. Es la primera vez en tu vida que aprecias el presente, y por ello, cerrar los ojos no te duele, pues irte a dormir implica estar pleno en el presente. Ahora, te propongo algo… Párate frente al espejo y mírate fijamente a los ojos, a las pupilas. Deja que tu percepción y preconcepto te muestren cómo tu visión de ti mismo se distorsiona, hasta perder el sentido de tu forma, cuando sólo quedan tus ojos. Pierde la noción de las formas, y pregúntate: ¿Qué veo en mí? ¿Puedo sonreír ante lo que veo? Cuando me miro al espejo, ¿acepto lo que veo? ¿Cuáles son las distorsiones que no acepto en mí? Las mismas están sólo en mi mente, y lo que no logro aceptar en lo que veo, son los preconceptos y prejuicios que poseo en lo que veo. Mis ideas de cómo debe ser el mundo, no de cómo es.

YO: Muchas veces, cuando me observo, no acepto muchas cosas de mi cuerpo. Mi pelo y mi panza son las dos cosas que más me cuesta aceptar de él.

SOY: ¿Y por qué?

YO: Antes era una cuestión estética… Pero ahora, siendo más consciente, entiendo que reniego tanto de lo que tengo en mi mente, de lo que sé, de lo que pienso, de “lo que tengo en mi cabeza”, siempre esperando que sea mejor, poder hacerlo de la mejor manera, juzgando lo que hago como inútil, que he proyectado todo eso en mi pelo… Y por otro lado, veo a las emociones como un impedimento, a pesar de manifestarme muy mental, soy demasiado emocional, y no he logrado gestionar mucho las cosas que siento, liberarlas… Lo cual resume mi visión de la panza.

SOY: O sea que tu cerebro entiende como negativos estos dos aspectos porque existe un preconcepto de nunca ser lo esperado, de siempre buscar algo mejor, y ves a la emoción como impedimento para lograrlo.

YO: Sí…

SOY: Ahora que lo has visto, le pones consciencia, y cada vez que te toques el cabello, le cuentas sobre tu despertar de consciencia, sobre tu capacidad de vivir en el presente. Y cuando acaricies tu barriga, le dices que las emociones son todas las herramientas que usarás, sólo estás tratando de entender cómo y la utilidad de cada una. Habla con tu cuerpo. Tu cuerpo no es real, es lo que tus ojos ven de él. Cambia tu visión interior, y cambiará lo que ves.

YO: El despertar de consciencia es un largo camino- Es aceptar que ha sonado el despertador. A todos nos cuesta levantarnos de la cama…

SOY: Nadie les exige que se levanten. El espíritu sólo les está mostrando que fuera hace un día hermoso, y que el desayuno ya está servido.

YO: Abro mis ojos, y veo el Sol… Proyecto una Nueva Visión sobre el día que comienza.

SOY: Que tengas, pues, un muy buen día.