YO: Esta semana ha sido un tanto intensa, tanto para mí como para todos. Muchas cosas se van removiendo. Anoche, al terminar la alineación diaria, me sucedió algo muy raro: dejé de ver con el ojo izquierdo, y sólo veía colores y fractales, como si fuese otra dimensión. Era muy bonito, pero a la vez desesperante porque no podía ver nada con ese ojo, y sólo veía la mitad de mi cara en el espejo. Inmediatamente reconocí que estuve demasiado tiempo mirando al frente donde tengo la luz led que me ilumina la cara durante la transmisión, o sea que había quedado su luz grabada en mi retina. Decidí dejar todo e irme a dormir para relajar la vista, pero de repente un fuerte dolor atravesó mi cabeza del lado derecho, seguramente provocado por una contractura en mi cuello, pero tan incómodo que no me dejaba dormir. Al levantarme para buscar algo que me calme, sentí que me deshidraté en menos de 3 segundos, y de repente empecé a sentir una sensación de hormigueo tanto en mis manos como en mi lengua, como si estuvieran anestesiadas. Y aunque había bebido muchísima agua, volví a hacerlo, y logré dormir. Hoy no siento nada, pero tengo la cabeza como si estuviera de resaca después de una larga fiesta.

SOY: Reconfiguración celular. Muchas cosas se están rompiendo dentro para dejar a lo nuevo ingresar. Has cambiado la forma en que comes, en que vives día a día, estás haciendo ejercicio, cosas que nunca hacías, estás meditando intensamente dos veces al día, una dentro de la Gran Pirámide de Giza, y la otra con 4000 personas diarias en red, y forzando tu mente a aprender semanalmente biología, piano y árabe. Tu cuerpo físico se está tratando de adaptar a tanto cambio, ajustándose a una nueva realidad.

YO: Sí… Tal vez esté exagerando un poco… Pero es que siento que de otro modo, no hago nada estando quieto tanto tiempo. Las horas que antes empleaba en viajar y trasladarme, ahora son horas libres, y noto como una pérdida de tiempo. Además, ha sido mucha observación… Mucho esfuerzo de Reconocer todos los aspectos de mí mismo. Primero, las Creencias, que me llevaron a ver lo que he proyectado de mí al mundo. Luego las Cualidades que traigo conmigo tanto buenas como malas. Reconocer mis verdades y mis mentiras. Darme cuenta de mi Servicio, en qué soy útil y en qué inútil. Observar los Lazos de apegos y desapegos en mi vida. Reconocer las frustraciones y los logros en aquello que he creado. Ver los atributos que marcan mis debilidades y fortalezas. Enfrentar mi historia y ver lo que me retrasa o me impulsa a avanzar. Y por último, mis misiones cumplidas y las que aún espero realizar. Han sido sólo 10 días, pero que han desnudado los patrones mentales de lo que soy.

SOY: Forzándote a Aceptarte. Esto es lo que eres, es lo que está en ti, lo que te ha generado, materializado, manifestado. Cuando reconoces los aspectos negativos y positivos de lo que te conforma, eres capaz de identificar quién eres en este aquí y ahora, con qué herramientas cuentas para desarrollarte, identificas desde dónde observas al mundo, y cómo aceptas lo que llega a ti. Reconoces tus falencias y tus habilidades. Y a veces no son las que esperabas. La mente no tiene un orden establecido, es una red orgánica, y por esto mismo es tan flexible, pero a la vez caótica. En cada esquina, la mente nos puede abrir un mundo de posibilidades, o un mar de confusiones. Las trampas de la mente son las percepciones que tenemos distorsionadas de la realidad. Por ello, cuando sólo nos quedamos en la mente, solemos tener una leve idea de lo que somos, y nunca vemos realmente los conflictos, los atributos, nada de lo que poseemos, pues la mente está diseñada para sobrevivir. Entonces, ocultará o borrará todo lo que pueda para seguir adelante. Así, estos procesos de reconocimiento no pueden hacerse en una meditación, sino en la plasmación esquemática de lo que la mente ve como un entramado sin dirección alguna. Esto rompe la estructura mental dejándola al descubierto, pues al escribirlo, no puedes negarlo ni taparlo con nada. Sólo te queda analizarlo. Comienzas a mover el oleaje de tu vibración, empujando las corrientes de tu ser, impulsando una marea que removerá todo lo que estaba estancado en ti, en las costas de tus chakras. Por esto, emociones extrañas aparecerán, sensaciones físicas que antes no percibías. Muchos cambios en todos los niveles de tu ser, con el fin de catalizar lo que se encuentra trabado en ti.

YO: Sí, así me siento… Con más sueño de lo normal, con un dolor que cabeza que no siento desde los 18 años… Y una extraña sensación de neutralidad con un aire de malestar extraño, como en una depresión sin tristeza.

SOY: Debes descansar… Haz caso a tus propios consejos.

YO: Muchas veces me siento inútil sólo tirándome en la cama, no haciendo nada… Es como si me forzara a hacer para no sentir que estoy aquí para nada.

SOY: El desmerecimiento típico Capricorniano. Activa tu aspecto leonino, piensa en ti, y relájate. No podré descender a ti con claridad si no descansas el cuerpo.

YO: Sí, debo aceptar eso…

SOY: La aceptación es la clave. Todo lo que hemos hablado, tras descubrir cada aspecto positivo y negativo que te construye, culmina en la pregunta de hoy, que es: “¿Te aceptas a ti mismo tal como eres?”.

YO: Uff… Una pregunta difícil. Porque siempre estamos esperando ser como otros, quejándonos de lo que tenemos o somos, comparándonos, esperando ser mejores…

SOY: Cuando hablamos de Aceptación, suele confundirse con aceptar las cosas tal cual son y dejarlas así. A veces muchos suelen creer que cuando los espíritus o maestros decimos: “Acepta la realidad”, estamos diciendo que si hay guerra, la aceptes, no hay nada que hacer. Pero eso no es la aceptación. La palabra proviene del latín, conjunto de dos vocablos que son “ad” (hacia) y “captare” (tomar, recibir). Así, aceptar no es dejar las cosas como son, pero sí evitar negarlas. Es recibirlas, tomarlas, observarlas, y con lo que obtienes de ellas, crear algo nuevo, trascendental.

YO: Entiendo mejor ahora el concepto… Normalmente lo que no nos gusta, lo negamos, y con ello sólo le estamos dando más fuerza, ya que lo convertimos en una oposición, y las fuerzas polarizadas se atraen.

SOY: Imagina tener dos imanes, muy potentes, en los que el polo positivo de uno se atrae con el negativo del otro. Pero en lugar de permitirles acercarse, tratas de alejarlos más. Lo único que consigues con ello, es que si los sueltas, la atracción entre ambos será tan potente que colapsarán rompiéndose entre ellos. Pero si los mantienes cerca, su unión no será catastrófica. Aceptar, pues, es como dejar que los imanes estén cerca el uno del otro, reconocer lo que no me gusta, pues sólo viéndolo de cerca puedo reconocer sus falencias y buscar formas de transformarle.

YO: Claro! Entonces, ahora puedo decir que aceptar no implica inacción, sino contemplación para luego llevar a cabo una acción transformadora.

SOY: Exacto. Por esto, toma la libreta, y anota el título: LO QUE SOY, y debajo dos columnas, una donde pongas aquellas cosas que Aceptas de Ti, y en la otra columna lo que Niegas de Ti.

YO: Sé que acepto de mí cosas como mi propósito, mi forma de vida, mi sexualidad, mi carácter… Y que niego de mí el ser muy espiritual, y también a mi cuerpo físico, el cual no termino de aceptar del todo…

SOY: Pues anótalo todo bien. Obsérvate. ¿Qué cosas aceptas de ti y cuáles niegas o no aceptas de ti? Ello te llevará a comprender dónde se encuentran tus fuerzas de polaridad que te hacen existir. La aceptación es un camino de responsabilidad y transformación consciente.

YO: Pongo toda mi intención en aceptar lo que soy.

SOY: Pues no hay ningún otro camino para poder Ser.

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