YO: Uno de mis mayores miedos en esta nueva etapa de mi vida era fallar a mi madre. Mi madre ha sido siempre mi protectora, ha sido padre y madre a la vez. Todo lo que soy se lo debo a ella, pues sin su cuidado, atención, escucha, respeto, aceptación y compañía, no habría logrado nada. Cuando me dijeron que estos días debía aceptar lo que soy, sentí un temor muy grande a quedarme sin esa protección. Sentí como si, al aceptar lo que soy y mi misión, pasaría a otra etapa de mi vida más expansiva, que ni mi madre ni yo podríamos sostener. Mis guías me dijeron: “necesitarás más madres”. Si la Tierra es mi madre, necesitaré que la Tierra me sostenga, que sostenga esta nueva energía, o vieja energía oculta en mí; y para sostenerlo y protegerlo, no bastaba con un solo útero, necesitaría miles sosteniendo este renacer. Mi miedo era que aceptar esto quitaría a mi madre el lugar que siempre tuvo, casi negándola… Pero entonces la energía celestial me dijo: “No, lo que harás es darle el lugar que le corresponde: el de madre, y no de protectora”. Cuando este 14 de Diciembre, durante el eclipse, me recosté en el sarcófago, lloré dejando atrás este concepto para recibir uno nuevo sobre mí y mi relación con mi madre. Ella me protegía de lo que yo más temía, ocupando un rol de padre, del cual debía liberarla al asumir mi rol en la vida. Mi madre biológica debía ser la madre de mi “Yo”, mientras que la Madre Divina, viviendo en una Red de úteros a lo largo y ancho del mundo, se convertirían en las madres de mi “Soy”.

SOY: La Natividad se acerca, el regreso del Sol, y como todos lo hicieron alguna vez, debes alinearte a este proceso. La responsabilidad de saber quién eres aquí y ahora, posiciona a todos a cumplir la misión de quienes son aquí y ahora. Con naturalidad y flexibilidad, es volver al centro, volver a brillar. Este 21 de Diciembre un camino de 2000 a 2400 años termina, y comienza uno nuevo. Durante 3 días buscaremos el equilibrio del cuerpo (22), alma (23) y espíritu (24), hasta que el 25 renazca el Sol, iniciando el retorno de los días largos hacia la primavera del Hemisferio Norte. Debías morir en las sombras para poder renacer en las luces…

YO: Hoy en la pirámide una hermosa canción resonó a oscuras. Las voces del padre, del hijo y de la madre se unieron en un canto dulce. El padre dijo: “Yo soy el padre divino que te guía, y por ello debo recordarte que es momento de ponerse de pie para avanzar en el camino como nunca antes lo habías hecho”. La madre dijo: “En mí resurges, renaces, y en tu nacimiento y libertad encuentro el gozo. Yo soy la madre divina, yo soy la madre de la nueva humanidad”.

SOY: Se cuenta que en el principio de la Tierra, Dios creó a Adán, el primer hombre, a partir del barro, de la tierra y el agua. Se dice que Adán vio que en la naturaleza todos los animales tenían su pareja, pero él se encontraba solo, y por ello, a partir de su costilla derecha creó a Eva, la primer mujer. Ambos vivirían felices en el Jardín del Edén. Pero había una condición: en una colina había un Árbol, y Dios les prohibió tomar su fruto. Pero una serpiente malintencionada se acercó un día a Eva y la tentó a tomar uno de los frutos que pendían de una rama del árbol. Eva arrancó el fruto y le dio una mordida, lo que despertó la ira de Dios. Adán y Eva fueron expulsados del Jardín del Edén, al desierto, donde debieron aprender a sobrevivir. Dios castigó a los humanos con sufrimiento, y los condenó a ser esclavos por sus errores. Ambos debieron aprender a reproducirse, a tener sexo, y esto los llevó a descubrir los placeres, y a vivir del pecado. La comida ya no era abundante, entonces debían comer todo lo que podían, la gula. Eva quedó embarazada de mellizos, Caín y Abel, y el parto fue su castigo. Un sufrimiento extremo por su gran pecado de morder la manzana. Sus hijos despertaron la ira, la blasfemia, llegando al extremo en que Caín mató a Abel. Tuvieron un tercer hijo, Set, quien buscó traer justicia. Pero Eva fue condenada a tener sólo hijos hombres que pelearían entre sí. Ya no vivirían eternamente, y ahora deberían morir. La gloria de la vida, se convirtió en un peso horrible. Y durante miles de años, este error caería sobre toda la humanidad, sus descendientes, hasta el día de hoy…

YO: Una historia muy poco probable en casi todos los sentidos.

SOY: Así es. La creación surge con los homínidos, que en la evolución se volvieron Homo Sapiens. En el valle fértil entre los ríos Tigris y Éufrates, en Irak y el golfo Pérsico, los primeros pobladores se asentaron a practicar la agricultura y el sedentarismo por primera vez. Este era su jardín rodeado de desiertos, protegidos por la desolación. Entonces, “Ël”, el Dios Hijo de los Cielos (An Nuna Ki) descendió al mundo y escogió a una de las mujeres de las tribus, y la convirtió en su mujer, madre de sus hijos. Su nombre hoy es recordado como Lilith. A partir de ella, gestó a su primer humano hijo de la Tierra y las Estrellas: Adán. El Dios le daba a Lilith todo lo que ella pidiera, pero lo que más buscaba ella era la Libertad. “La Libertad sólo se consigue con la Sabiduría”, le dijo Él, entonces Lilith pidió Sabiduría. “Para despertar la Sabiduría necesitas aprender el Conocimiento”, le dijo Él; entonces Lilith pidió conocimiento. “El Conocimiento es como un Árbol, que posee cientos de frutos, los cuales entregan todas las verdades, mediante la experiencia y la creación”, le dijo Él; y Lilith le pidió conocer y nutrirse de ese Árbol. Así, “Él” le mostró el Árbol de la Vida y el Conocimiento, y Lilith comprendió la Verdad de todas las cosas. Entonces, se liberó. Al ser libre reconoció que “Él” era uno más de tantos frutos, y que ahora también lo sería “Ella”. Se convirtió en su propia creadora, y se liberó de toda condición. Es así que Adán pidió a “Dios” que le diera otra mujer. “Él” se mostró frustrado por la traición de Lilith, entonces a partir de Adán clonó a una mujer, pero esta vez les dijo: “No tomarán del fruto de este Árbol, jamás”, previendo que tal vez la historia podría repetirse. Lilith entendió que la fuerza del mundo se movía por la energía vibratoria de la naturaleza, como ondas de sonido sólo visibles en las ondas del mar o un río, serpenteante. Por ello, Lilith se hizo llamar “la Mujer Serpiente”, madre de todas las mujeres Libres. Cuando supo que Eva había nacido, no dudó en acercarse y liberarla también, como ella misma lo había hecho. La mujer serpiente, susurró a Eva la verdad, y le contó sobre el Árbol de la Vida, le contó que una sola mordida del fruto del árbol del conocimiento despertaría la magia de la sabiduría, la cual se sentía como un éxtasis orgásmico; como pleno gozo, placer en cada rincón del cuerpo y del alma. La mordida de la manzana le daría el don de la duda. Lilith despertó la duda en Eva, y ésta regresó a Adán con la pregunta, el cuestionamiento. Entonces el hombre supo que se había vuelto a repetir. Eva se había dado cuenta de que había mucho más que “Vivir felices por siempre”, que el Paraíso no era el final, no era el objetivo, pues a la larga, el mismo se había vuelto una prisión. La Libertad era lo más importante, y sólo se obtenía con Sabiduría, y ésta con Conocimiento, y éste con la Pregunta que surge de la Duda. Así, “la Verdad os hará Libres”. Pues esa Libertad te vuelve Masculino Creador y Femenina Creadora.

YO: Así fue que por la duda, “Él” los echó del Jardín…

SOY: De lo Utópico e Irreal. El Jardín del Edén es una trampa para las almas, alimentándose de sus emociones más básicas: sentirse bien, con todas las necesidades cubiertas, viviendo felices. Pero no hay crecimiento. No hay evolución ni descubrimiento, no hay poder interior, ni capacidad de creación. La Duda lleva a la Confusión, y si no sabes gestionarla, se convierte en un pesar, llevándote a la Perdición. Por esto, los humanos consideraron que el mayor error, el mayor pecado cometido fue haber salido de la protección de Dios por haber dudado de Él. Por ello desde el sufrimiento de este mundo, tratan de recuperar su confianza mediante la Fe, y la Esperanza de que algún día nos deje volver al Paraíso.

YO: Claro, entiendo. Es decir que esta historia nos cuenta cómo la humanidad era como un niño protegido por su padre o madre, con miedo a descubrir su propio potencial, a salir al mundo a crear, a manifestar, a descubrir de lo que era capaz; con miedo a volverse el propio creador. Entonces preferían vivir en paz, tranquilos, en la normalidad, sin cuestionar nada. Pero cuando comenzó el cuestionamiento, la humanidad se perdió en las dudas, y esto trajo más conflictos y peleas. Pero sólo pasó esto porque se nos entregó algo antes de saber cómo gestionarlo.

SOY: El Conocimiento sólo se convierte en Sabiduría si te encuentras en equilibrio. De lo contrario, el Conocimiento es un arma que puede construir armas, guerras, destrucción y control. La Libertad no se consigue en el mundo exterior, sino en el mundo interior, y un ser sin voluntad de realizar esta tamaña tarea personal, vivirá sumergido en las tinieblas de su propia ignorancia y confusión. En el pecado constante.

YO: El Pecado Capital. El mayor de todos. La ignorancia, pero no de conocimiento, sino de coherencia. Por ello los Dioses se negaban a darnos el fruto del Árbol, porque era como darle un bisturí a un niño hiperactivo en un parvulario.

SOY: Allí, el conocimiento trae sufrimiento. Por esto, en los últimos 2000 años, el mensaje del Yo Soy se ha dado desde la Cruz, se ha dado desde el sufrimiento de quienes le comparten, del sacrificio de la misión por el cumplimiento del propósito. Y si el propósito es la creación, entonces crear sería doloroso.

YO: El parto…

SOY: El nacimiento de un nuevo ser se producía desde el dolor, la angustia, el sufrimiento, el sacrificio, casi como una obligación y un pesar. Pero no siempre fue así…

YO: No. Porque lo que yo recuerdo de mucho antes de estas historias bíblicas, las mujeres parían con placer.

SOY: Cuéntamelo.

YO: Yo era mujer hace 12000 años, y las colonias Atlantes habían sido fundadas durante la Era de Virgo, por lo tanto, el carácter de las civilizaciones era maternal y femenino aunque estricto y ordenado. El sistema era matriarcal, y por lo tanto, la vida se basaba en la sensibilidad de los sentidos y el placer de la vida.  Desde niños y niñas aprendíamos a tener relaciones sexuales, se nos hablaba y enseñaba. Teníamos nuestras primeras experiencias sexuales entre los 12 y los 15 años, para saber reconocer qué era placer y qué era dolor, qué era gozo y qué era abuso. Las mujeres podíamos empezar nuestro periodo de fertilidad a los 12 años, y por ello era importante saber de qué se trataba. Se nos decía que el cuerpo era divino, y que la iluminación era semejante a un orgasmo. Por lo tanto, aprender a tener un orgasmo era como aprender a iluminarse. Aprendíamos de las zonas sensibles, cómo utilizarlas, cómo sentirlas, cómo generar placer casi sin tocarnos, sólo con la energía, algo que en la India llaman Tantra. Aprendíamos a tener relaciones bisexuales, para poder conectar con los diferentes niveles de ondas de la energía. El incentivo al placer era considerado espiritual, y la fecundación era el rito más sagrado de todos, aunque el sexo, decían, no era para traer bebés, sino para encender la luz del Ser. Por ello se practicaba mucho el sexo por simplemente ser sexo, preparando al cuerpo para la fecundación, la gestación y el parto. Durante los 3 procesos el placer y lo orgásmico estaban presentes, y esto nos preparaba para parir sin dolor. El parto se vivía como el mayor de los orgasmos, con intensidad y gozo espiritual. Era magnífico… Sagrado.

SOY: El Gozo es la manifestación sensorial de la Alegría. Es la iluminación del Cuerpo Físico. Aquel que se ilumina en vida siente el gozo en cada parte de su cuerpo, el éxtasis, el fuego de la kundalini, de la serpiente de luz encendiéndose en todas las direcciones. El Gozo es la clave para vivir el Cielo en la Tierra.

YO: Por ello este nuevo tiempo debemos vivirlo desde el Gozo, pues una historia terminó hace 2000 años con sufrimiento y sacrificio, y en este nuevo tiempo debemos comenzar con Coherencia y Gozo.

SOY: Empieza el tiempo de la Nueva Consciencia Crística. La historia quedó atrapada en el concepto del pecado y sufrimiento como formas de trascendencia, y por ello éste es el tiempo de trascender dicho sufrimiento. La Madre Divina recibe la semilla del Padre Divino, pero esta vez el nacimiento se producirá en placer, en gozo, el extrema felicidad, pues ya conocéis la otra forma de vivir el espíritu desde las sombras, ahora es tiempo de vivir desde la luz.

YO: Una Nueva Humanidad va a nacer, y este Parto Planetario se realizará desde el pleno Gozo.

SOY: … “Hágase la Luz” …

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