YO: “Oíd, Mortales, el Grito Sagrado: Libertad, Libertad, Libertad. Oíd el ruido de rotas cadenas, ved el Trono a la noble Igualdad. Ya su trono dignísimo abrieron, los poderes unidos del Ser, y los libres del mundo responden, al gran Pueblo Humano ¡Salud! … Sean eternos los laureles, que supimos conseguir, coronados de Gloria vivamos, y juremos con gloria morir…” Hoy oí la voz del Padre Cósmico recostado en el sarcófago, y recitó el himno nacional argentino con algunas palabras cambiadas. La Resurrección no es volver a la Vida, es recordar que eres la Vida, y ello te hace Libre…

SOY: “Yo Soy Tú y Tú Eres Yo”. Cada año, la Tierra vive una crucifixión, la cual culmina en el Solsticio de Invierno-Verano. La cruz posee una recta vertical con sus extremos norte y sur llamados Solsticios, y otra recta horizontal con sus extremos este y oeste llamados Equinoccios. En el centro, se encuentra el Eje, el Sagrado Corazón. La recta horizontal brilla en color rosado, mientras que la vertical irradia color celeste. Los dos rayos, cálido y fresco, reflejan los latidos del Ser a través del ciclo del tiempo. Y en el espacio se manifiestan en las formas del agua, de la tierra, del fuego y el aire. En el centro del mundo irradia un sol blanco que expande los 12 colores del Arcoíris, encontrando la expansión. Y en sus colores resuenan todos los nombres del Yo Soy.

YO: Yo Soy la Unidad, Yo Soy la Luz, Yo Soy la Verdad, Yo Soy el Amor, Yo Soy la Esencia, Yo Soy la Creación, Yo Soy la Vida, Yo Soy el Sentido, Yo Soy el Camino, Yo Soy lo Interno, Yo Soy lo Externo, Yo Soy la Eternidad … Yo Soy el que Soy…

SOY: Y recuerdas que en ellos se refleja el Todo, los fractales, las distintas partes de la creación, los fragmentos de la realidad se manifiestan en cada átomo, cada partícula, y no importa dónde se hallen, si perdidos o en pleno sentido de su ser, un día recordarán que no se encuentran atrapados en la realidad, sino que son ellos mismos la gran realidad, el Todo y la Nada. Podrán decir “Yo Soy el que Soy”, y encontrarán la Libertad.

YO: ¿Qué es la libertad?

SOY: En las lenguas latinas, libertad es la cualidad del “liber”, que proviene del indoeuropeo “leudh”, haciendo referencia al “pueblo”, aquellos hombres y mujeres que eligen convivir, con libertad de elección. En las leguas germánicas como el inglés “freedom”, proviene de la palabra indoeuropea “prei”, relacionado a “lo querido o amado”, aquellos con los que se siente una relación emocional de cariño, dulzura y flexibilidad, sin dependencia, lo que dio origen a la palabra “amigo” (friend), algo que no sólo vinculaba a externos sino también a los propios del círculo familiar.

YO: O sea que ser libre no implica desapegarme de todas las cosas, vínculos y realidades para flotar en el vacío, sino que implica amar incondicionalmente, en flexibilidad, a aquellos que me rodean.

SOY: La libertad no se gana escapando, la libertad se gana siendo. Por ello el Padre Cósmico te recordó: “Di mi nombre y encontrarás la Libertad”, pues no encuentra la libertad quien la busca afuera. La imagen de la libertad humana es la de quien se encuentra dentro de una casa y se siente atrapado, buscando en cada rincón una forma de abrir la puerta o una ventana y salir hacia el mundo exterior. Para el Universo, ese mundo exterior es relativo, pues al salir te encuentras también en otra caja, que es la región o poblado en que te encuentras, y si logras salir de esto, te encuentras con los límites de la geografía, que al atravesarlos te enfrentan al límite de los océanos. Pero si aprendes a surcarlos, mirarás a los cielos queriendo volar, y un día querrás salir al espacio, donde en realidad estarás más aprisionado que nunca antes en una nave pequeña de metales y plásticos con el oxígeno limitado. Entonces el Universo te mostrará que siempre has buscado la libertad escapando de lago anterior, que sólo te llevaba a una nueva prisión. Por ello, el Cosmos decide hacer algo diferente: se sienta en el centro de la casa y medita, encontrando en su interior la imaginación, el ingenio, la consciencia. Y en su expansión, se reconoce ilimitado, y ve que la casa es un vacío eterno donde se puede crear, generar nuevos espacios, ampliar y transformar constantemente, y empieza a encontrar las formas de salir, pero no para escapar sino para reconstruir la casa con enormes portales y ventanales. Allí el ser descubre que la Libertad no se hallaba en salir de un sitio, sino en convertirse en el sitio. No encuentra la libertad librándose de una historia, sino volviéndose aquella historia, integrándola.

YO: Claro… Por ello he de decir “Yo Soy”, por ello si busco la luz debo reconocer que soy la luz, si recorro un camino y me he perdido debo recordar que soy el camino. La libertad yace en el interior, en la mente, en mis pensamientos, en lo que creo de las cosas.

SOY: Nadie puede quitarte lo que está dentro de ti a no ser que tú les des el poder de hacerlo. Y aún así siempre tienes la posibilidad y libertad interior de recuperarla.

YO: Hoy sentí esa libertad… Sentí en la canción que yo no pertenezco a la Argentina, Yo Soy Argentina. Sentí que no soy de ningún lugar, que Yo Soy el Mundo, Yo Soy la Tierra. Sentí la Red, la consciencia de cada individuo que está recuperando su poder, su libertad, y me sentí poderoso y libre. Como la vibración de la telaraña, sus resonancias han llegado a mí. Todos están recordando que han sido Enviados, que son Cristos, y que no hay ningún mandato en ello, sino Libertad. Pues nadie nos ha enviado a la fuerza, todos hemos elegido venir, nacer, experimentar, estar al servicio, fuimos nosotros mismos quienes creamos nuestra realidad, y por lo tanto, podemos decir que somos los enviados de nuestro propio ser, pues Yo Soy el que Soy.

SOY: Allí encuentras la Libertad, en el reconocer que eres tú quien decide tu sentir y tu pensar, así como ambos deciden tu actuar. Tu Espíritu, tu pensamiento encuentra la Libertad, el primer grito sagrado es la liberación de las creencias limitantes, de los patrones heredados, de los pensamientos antiguos. El segundo grito de libertad es el del Alma, tu emoción, la cual se reencuentra libre de sentir, de expresar, de amar sin condiciones, liviana de todo peso de la historia. Y el tercer grito es la Libertad del Cuerpo, tu templo, tu vehículo divino y biológico, quien se libera de las ataduras del pasado, para transformar sus acciones, elevar su vibración en una nueva frecuencia. Las tres libertades son la Coherencia que te permite ser el creador de tu propia libertad.

YO: Nunca encontraré la libertad huyendo de la realidad, sino que la encontraré en mi capacidad de transformarla.

SOY: Por ello habéis sido enviados, para transformar el mundo. Habéis vivido por milenios y muchas vidas en este mundo, os habéis perdido en sus senderos, habéis tenido esperanza en lo desconocido, fe en la divinidad. Pero ahora es momento de recordar que vosotros sois la divinidad, y que tenéis el don de accionar en lugar de esperar.  

YO: Así pues podemos decir “Yo Soy el Cristo”, y tomar acción en la coherencia de nuestra responsabilidad. Somos una Red de Cristos que despiertan. Antes pensaba que decir esto nos hacía sentir un enorme peso, en muchos sentidos, pues para muchos la palabra tiene una carga histórica muy densa, o muy religiosa, o de demasiada responsabilidad. Pero estos días sentí todo lo opuesto. En lugar de peso sentí libertad, sentí como si me expandiera. Al reconocer lo que uno es, lo que vive y despierta, deja de sentir peso, pues el peso sólo se producía por la fuerza que mi ser realizaba ante la oposición a lo que era inevitable, como una represa sosteniendo enormes torrentes de agua. 

SOY: Y al romperse la represa, el peso desaparece, y en tanto arrasa con todo lo viejo en su camino, descubres la libertad del agua tomando su sano curso. Es momento de romper las represas de la vida, es momento de romper las cadenas que nosotros mismos nos hemos puesto. Somos nosotros solos quienes nos hemos limitado por miedo a lo que somos capaces de hacer, pues nadie nos enseñó cómo utilizar dicho poder.

YO: Hoy más que nunca acepto mi Libertad, y tres veces le grito a los cielos y al mundo para que resuene en la Eternidad, que mi cuerpo, mi alma y mi espíritu son libres de toda opresión que me haya impuesto a mí mismo, y desde allí, elimino toda posibilidad de ser reprimido por el mundo externo.

SOY: Pues cuando sabes quién eres, no temes al silencio, y tu grito se convierte en armonía.

YO: La Verdad nos hará Libres, y la única verdad posible es el único nombre real en toda la existencia: Yo Soy…

SOY: “Oíd Mortales, el Grito Sagrado: Libertad, Libertad, Libertad…”.

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