YO: Todo se convierte en un mar a mi alrededor… Observo delante y veo sus olas, la costa, y sin dejar de maravillarme por la belleza, voy paso a paso acercándome a la espuma del oleaje que rompe contra las arenas, suavemente, como acariciando la tierra. Pongo mis pies en el agua, sintiendo la frescura, y no me detengo, avanzo, siempre mirando al horizonte y el cielo, donde ambos se funden, como si caminase en un sueño. Los peces comienzan a rodearme en tanto me sumerjo cada vez un poco más, cada paso más profundo. Hasta que las olas cubren mi rostro, y ya no hago pie, pues los corales se han terminado, y frente a mí se abre el profundo océano. Puedo sentir cómo no necesito respirar aunque al principio me suene extraño, y sin embargo, avanzo hacia abajo, alejándome de la superficie casi sin apenas hacer movimiento. La presión del agua me abraza, me siento contenido, y a la vez expandido. La sensación me produce emociones encontradas, pues pareciera que nada existe en mi entorno, y sin embargo puedo sentirlo todo conteniéndome.

SOY: Puedo sentir que todo es un sueño, que aquello que me rodea podría ser el mismísimo espacio, el universo, donde no podría distinguir entre la presión y la libertad. El océano se vuelve cada vez más oscuro, y los pocos destellos que veo de la luz que atraviesa el agua, se asemejan a un cielo estrellado que puedo tocar y sentir como parte de mí. En un instante percibo que yo mismo me convertí en agua, y que fluyo con sus olas en lo profundo. Todo a lo lejos se ve borroso, como en un el ensueño de la noche. Siento que todo es parte de mí así como yo soy parte del todo, y que en mi suave movimiento espiralado, en mi danza, todo danza a mi alrededor. Cardúmenes de peces me rodean, se convierten en mí, y siento en mis órganos la vibración cálida de los cantos de las ballenas en las lejanías. En un baile inigualable, todo tipo de criaturas aparecen de la nada. Las medusas llenan el espacio como estrellas, brillando como arcoiris al reflejar los suaves rayos del sol que llegan a nosotros. Calamares y pulpos me observan y diseñan hermosos trazos con sus tintas, escribiendo poesía sobre las aguas.

YO: Un enorme tiburón solitario abre paso a grupos de escualos que llenan el suelo inexistente, viajando con determinación cual ejército, mientras con una gracia inigualable, manadas de delfines les alejan para encargarse de mi seguridad. Juegan con las tortugas que por allí pasan, acompañadas del baile de las mantarrayas que decoran la superficie. Los cientos de colores en los peces que aparecen, anuncian la cercanía de arrecifes de corales. El Océano me permite sentirlo todo. Cuando estaba en la superficie, me sentía separado de las cosas, de los individuos, de los objetos. Pero ahora, cada uno de los que realizan un movimiento, puedo sentirlo, cada uno de mis movimientos, son sentidos por los demás. El oleaje, la presión, me hacen parte de todo, siendo uno con el todo. Da la impresión que puedo sentir el latido de cada corazón de cada criatura al unísono con el mío. Como si fuéramos uno, y todo existiese para nosotros. Las aguas me ayudan a sentir que soy parte de un mismo cuerpo, me hace sentir…

SOY: Empatía. La misma proviene del concepto “sufrir”, del griego “pathós” (sentimiento, enfermedad, dolencia, afección), refiriéndose a aquel que comparte estar dentro de la misma sensación, efecto, reacción, presión que los demás o el otro. Más allá de que su etimología habla desde un lugar negativo, tener empatía era lograr ponerse en el lugar del otro, sentir lo que el otro siente, y desde allí poder actuar, ayudar, comprender, colaborar. Orgánicamente, el sistema circulatorio es un sistema empático por naturaleza, ya que por pulsos determina dónde hay una necesidad, dónde falta sangre, y pulsa llevándola allí, irrigando los espacios vacíos. El Corazón, pues, es el órgano que conecta con la empatía de cada parte del cuerpo, buscando solucionar sin juicio, expandiéndose en todas direcciones, conectando cada rincón, sintiendo a cada célula como parte de sí. La sangre es como el océano interno, y sus proteínas, grasas, glóbulos y hormonas son como los seres que viven en él.

YO: Como los peces, ballenas, delfines, tiburones, pulpos… Todas las criaturas que navegan en sus aguas… Contenidas por su plasma.

SOY: La empatía es la capacidad de la naturaleza de englobar, de convertirse en parte, de ser uno con lo demás en su proceso de crecimiento y desarrollo. El ser que logra dejar de ser un individuo para convertirse en el ambiente que sustenta a los individuos, puede comprenderlos a todos, unirles, sentirles, y disponerse a vivir para ellos y por ellos. Así como el cuerpo humano es empático mediante el sistema nervioso y circulatorio, un humano es empático en la mente y emoción.

YO: O sea que un humano es el desarrollo subjetivo de la evolución objetiva y orgánica del cuerpo biológico.

SOY: Así es. En tanto el sistema nervioso busca recibir todos los datos posibles sin emitir juicio ni omitir ninguna información, la mente humana ha sido el desarrollo evolutivo de este sistema para crear una mente abierta capaz de recibir datos, compartirlos, leernos y volverse así inteligente. De igual modo que el sistema circulatorio siente los pulsos de las células y distribuye sus nutrientes allí donde más se lo necesite, un humano desarrolló un fino sentido de la empatía, de la emoción, con el objetivo de mejorar la interacción de las comunidades, de encontrar equilibrio entre las partes. Es un atributo innato de la biología, desarrollado por la cultura humana en su máxima expresión. Es un atributo que vive dentro, y que es necesario despertar en el momento más difícil de todos.

YO: ¿Cuál?

SOY: El último mes del invierno. Durante la primavera has sembrado, en el verano has cosechado y celebrado. En otoño harás las reservas, para que en invierno puedas sobrevivir. Pero dichas reservas se van acabando, y las últimas semanas del invierno son las más difíciles, pues la escasez de alimentos implica repartir equitativamente, ser empático, justo. Así, para el hemisferio norte, este tiempo previo a comenzar de nuevo el ciclo, a tomar la energía necesaria para reiniciar la voluntad del trabajo, de labrar, las familias se reunían para compartir, contar historias, enseñar a los niños lo que viene. Y allí en lo alto del cielo, el Sol se encontraba frente a esta constelación, la cual era relacionada con la historia griega de Afrodita y su hijo Eros, quienes fueron salvados por unos peces del río Éufrates ante el ataque del monstruo Tifón. En agradecimiento, los dioses pusieron estos peces en los cielos. La idea de los peces proviene de mucho tiempo atrás, y hacía referencia a los dos ríos Tigris y Éufrates, así como el Nilo y su afluente al lago El Karum. Dos flujos fluviales que se conectan por un fino cordón de agua, única fuente de alimentos durante la época de sequía invernal: peces. De esta forma, la belleza de los peces, el flujo de su vida, es relacionada a la belleza y el amor, a la entrega como obsequio divino de los dioses.

YO: Así nace “Piscis”, los dos peces.

SOY: El más expansivo de los signos de Agua, forma parte de la cúspide de la trinidad de este elemento. Piscis es el Océano Espiritual que contiene todas las aguas, así seguimos con los Lagos y Ríos de Cáncer en el Alma acuática, para culminar en los estanques y humedales de lodo que representa el Cuerpo de agua llamado Escorpio.

YO: Piscis es pues, ese océano en que nos hemos sumergido donde todas las cosas están conectadas…

SOY: Y por ello, desde la visión emocional del Corazón, Piscis es el océano divino de Amor infinito y eterno por todas las cosas. En el principio Mental Acuariano, el océano cósmico es una idea, es la mente, que se expande en ideas, libremente. Sin embargo, cuando Acuario conecta todos los puntos en una red perfecta y transformadora, se despierta la emoción de este ser espiritual, que trasciende a su nivel energético, constituyendo ahora la empatía por la conexión, donde no sólo se proyectan ideas, sino que a su vez se sienten. Piscis es el aspecto divino que se enamora de su creación. Acuario idealiza lo creado, siendo el Soñador, mientras que Piscis gozará del Sueño, vivirá las sensaciones, se enamorará de lo que fue capaz de proyectar, maravillado por la belleza armónica que Libra ha diseñado, no se detendrá a analizar lo que creó, sino a sentir lo que existe. No se pondrá a escuchar, aprender, indagar como lo hace Géminis, sino que cerrará sus ojos y danzará, sintiéndolo todo con una enorme sonrisa. Sentirá el flujo de las cosas en su piel, y se unirá a ellas en el latido de su corazón. Piscis es el Amor Incondicional, que no entiende de dualidades, pues todas las cosas le habitan.

YO: Por esto Piscis es tan disperso…

SOY: Porque un Océano no tiene un punto eje, no tiene un foco, y se expande fluyendo en todas direcciones. Contiene al tiburón y al delfín, al pez y al pulpo, las brillantes olas sutiles y cálidas, y al frío y duro fondo abisal. No emite juicio, pues se reconoce como todas las cosas. No tiene condición, pues no posee límites en lo que siente. Así se pierde en su propio sueño, en su propio sentimiento. El flujo en toda dirección genera un alma y mente caótica, sin orden, abierta a lo que sea, conteniendo los más oscuros monstruos y las más sutiles de las bellezas. Piscis es el arquetipo que define a la trascendencia Divina, al mismo Dios, pues es el último signo de todo el camino iniciático estelar, es el que resume la libertad del alma, de la mente, del cuerpo, quien reconoce que no existen los límites, y que todo lo que somos es la unidad, que uno contiene todo el universo en sí, viviendo un sueño de la divinidad, en la que no hay opuestos, sino complementos.

YO: ¿Cómo integro este aspecto divino en mí?

SOY: Ya vive en ti. Está allí, en tus células. Tu cuerpo actúa como Piscis cada día, en que de forma caótica se pone al servicio incondicional de un bien mayor que es permitir tu existencia. Para despertar este atributo en ti, observa a tu cuerpo, cómo nutre tanto a los intestinos como a tu cerebro, cómo se ocupa de mantener vivo a tu ser sin juzgar ninguna de sus partes. Pero debes de tener mucho cuidado de no perderte en ese mismo amor.

YO: ¿Por qué?

SOY: Porque el amor es eterno, y la materia tiene límites. Y Piscis no comprende los límites, los observa como odio, injusticia, dolor, incluso si los mismos son necesarios para tu vida, el aspecto pisciano en ti tratará de negarlos, de querer librarse de ellos, de alimentar a sus sueños por encima de la realidad, y perder su eje de amor, convirtiéndose en una constante escapatoria de irresponsabilidad.

YO: Sí… Entiendo esto… Es a su vez un signo que recuerda mucho el servicio espiritual, y cuando despertamos este aspecto en nosotros, solemos caer en el sueño pisciano, en lo utópico, idílico, maravilloso, mágico, en el cuento de hadas, sin reconocer que el mundo físico tiene otras reglas, y que esos atributos piscianos son en realidad una habilidad de ayudar a transformar, mejorar esos sistemas con mayor libertad, activando todos sus infinitos potenciales, pero aún así, nos quedamos en el dolor, la angustia, el martirio…

SOY: Venimos de 2400 años de la Era de Piscis, donde estos conceptos han marcado el inicio de muchas guerras, pues la imposición de los ideales sobre los otros son una lucha eterna de sueños que son irrealizables. Debes atreverte a soñar, pero despierto en la consciencia, no en la lucha interminable de la inconsciencia.

YO: ¿Cómo es soñar despierto desde la consciencia?

SOY: Es mirar a la vida con la magia que yace en ella, comprender la belleza en cada una de las cosas por más fea que sea, reconociendo que lo limitado y negativo no son más que guías y herramientas que aún estoy aprendiendo a utilizar. Busca soluciones a lo conflictos con tu amor e imaginación infinita, no te cierres a ninguna opción, y sin embargo trata de no juzgar los límites que se te presentan, pues no son impedimentos, sino retos.

YO: Difícil tarea para una mente y corazón piscianos…

SOY: Para encontrar el eje de Piscis debes recordar que los dos peces hablan de dos flujos, uno negativo y otro positivo, y ambos hablan del constante circuito de la energía. Más allá de que el océano no tenga un eje, los peces utilizan el magnetismo y las corrientes para guiarse y no perderse. Así que, como tarea te sugiero, piensa en la utopía más maravillosa que puedas imaginar donde todo lo que existe viva en armonía, y escribe las leyes para esta utopía. ¿Qué normativas y límites pondrías desde el Amor?

YO: El Amor no tiene límites… ¿Cómo hago?

SOY: Tal vez, el límite de ese amor, sea un Abrazo contenedor.

YO: Entiendo… Son esos los límites que alimentan al Corazón y revitalizan la imaginación…

SOY: Enamórate de la Nada… Y podrás contener el océano dentro de ti.