YO: Acabo de volver del templo de Horus, en la ciudad egipcia de Edfu. A principios de 2019 vine a este templo con un grupo de 100 personas, entre los cuales había conmigo algunos amigos. Hicimos un crucero, visitando los templos de forma privada, donde los sacerdotes y sacerdotisas que habitan aún los templos entre cuarta y quinta dimensión nos guiaban en nuestro proceso de iniciación. Pero una de las cosas que más recuerdo de ese viaje es la cantidad de veces que tuve que pedir perdón a los custodios de cada templo.

SOY: ¿Por qué?

YO: Porque muchas de las personas parecían no tener noción de lo que estábamos haciendo, y faltaron muchas veces el respeto a la tarea, actuando de turistas. Entre ellos, personas que creía estaban en mi misma sintonía. Sentí mucha responsabilidad, y uno de los sacerdotes de Edfu me apartó y me dijo una frase que me rompió en mil pedazos.

SOY: “Si no sabes elegir correctamente a aquellos que te acompañarán en la tarea planetaria, tal vez es que nosotros no hemos sabido elegir bien cuando te buscamos a ti para esta misión”.

YO: Cuando oí esta frase, me rendí, se me cayó el mundo encima. Creí que ya estaba tomada la decisión, que había demostrado que era incapaz de hacer esta tarea planetaria. Lloré sin parar aquel día, y me di cuenta de que no estaba siendo coherente en nada. Quedaban pocos meses para comenzar mi misión planetaria del YOSOY, y aún seguía dando vueltas, perdido… No pude más que decir una y otra vez “Shara, shara, shara” (lo siento, lo siento, lo siento). Aunque el sacerdote me dijo: “No me pidas perdón, sé responsable, y perdona”.  Entonces, traté de entender esa frase, pero no siempre me queda claro qué significa. Hoy volví a encontrarme con él entre las columnas, y me senté a su lado, y me recordó: Eshar, Eshar, Eshar (Perdona, perdona, perdona).

SOY: ¿Sabes qué es el perdón?

YO: Supongo que es lo que se pide cuando hacemos algo mal, y cuando alguien nos hace algo mal, pedimos perdón.

SOY: ¿Y qué es perdón? ¿Por qué le pides?

YO: Para liberarme…

SOY: Entonces, ¿sabes lo que significa? Cada vez que pides perdón, o dices perdón, ¿qué estás pidiendo?

YO: Uf, no lo sé. Es decir, solemos decir perdón creo que sin saber el porqué. Tal vez lo que buscamos es dejar de sentirnos culpables, y la palabra perdón engloba la sensación de culpabilidad, entonces, es como soltar la culpa de algo… Pedimos que se nos quite el peso de la culpa.

SOY: “Perdonar”, viene del latín “per” (para) y “donare” (dar). En inglés, posee la misma etimología y construcción: forgive= for (para) y give (dar). Cuando pides perdón, estás pidiendo al otro que deje ir, suelte, que dé lo que está teniendo en sus manos, y cuando perdonas, eres tú quien suelta eso a lo que te aferras con tus propias manos. Eso a lo que nos aferramos, es a la emoción de dolor, de peso, angustia, pena, tristeza, rabia o impotencia que nos refleja una situación o actitud. Cuando alguien nos hace un daño, la energía de dolor, de queja, de frustración o ira se despierta en nosotros, y si no la soltamos y dejamos ir, entonces pasamos a apegarnos a esta emoción convirtiéndola en rencor, en parte de nuestra información celular, dañando nuestro cuerpo. Perdonar es el acto de soltar esa emoción que está estancada en nosotros, producida por la actitud de otros.

YO: O sea, a ver si entendí bien. Cuando perdono, no estoy soltando al otro de su pesar, sino a mí mismo. ¿Es eso?

SOY: Así es. Toda emoción que sientas en tu vida, vive sólo en ti, y es alimentada por tu propia percepción de los hechos. Tú eres el único origen y final de la energía de tu ser, pues toda energía se moviliza en ti de manera toroidal. Lo que sale de ti vuelve a ti. Y si no lo dejas ir, si no permites que la energía se esparza, vuelve a ti una y otra vez. Esto no renueva el flujo y acumula tensión, por lo que la misma comienza a convertirse en una carga negativa. Pero no una carga en el sentido de peso, sino en una carga en el sentido de conductividad eléctrica. Al acumularse una sumatoria de energías negativas, no hay balance en la circulación, y esto ensucia todos los filtros del ser, acumulando energía que no genera. De esta manera, la energía constantemente se recibe, y nunca se da. Recibir viene del latín “re” y “capere”, significando volver a agarrar, capturar, una y otra vez. Esto acumula energía, la cual si no se libera, se transforma en un tumor energético, que acabará por ser una emoción baja, como la ira, rabia, angustia; produciendo apego, es decir, aferrarse a dichas emociones, ideas o actitudes. Y a largo plazo pueden convertirse en una enfermedad, algo que detiene el flujo vital por completo (in-fermo= del latín “detenido”). De esta forma puedes entender que eres tú mismo quien cíclicamente alimenta las emociones en relación a lo que haya sucedido. Para poder liberar la tensión y permitir el flujo, la circulación nuevamente, hay que entregar esa energía, soltar lo que se pueda de ella para que exista movilidad, transformación. Esa energía de exceso está allí “para darse” al mundo, entregarse. Cuando logro dar este exceso de energía al mundo, al entorno, entonces es cuando estoy realmente perdonando.

YO: Entiendo, porque a veces solemos que la palabra Perdón ya basta para solucionar un problema, como si al decir: “te perdono, o perdóname”, fuera palabras mágicas que al escucharlas de la boca del otro, las mismas solucionasen el conflicto haciéndolo desaparecer como la invocación de un hechizo. Cuando en realidad, lo que sucede es que no libero al otro ni a mí al repetirlo de manera cultural o mental, sino que el perdón no se hace efectivo hasta que realmente entrego la energía. La pregunta sería: ¿cómo la entrego?

SOY: Hay que dejar que salga, liberarla, compartir, hablar con la persona en cuestión, decir lo que se siente, lo que pasó, hablarlo, debatirlo, e incluso liberar la tensión llorando, gritando, enfadándose, o golpeando algo con fuerzas, romper algo, descargar la tensión.

YO: Pero… A ver si comprendo. ¿No es muy poco espiritual de nuestra parte expresar rabia, ira, llorar, mostrar inestabilidad?

SOY: ¿Cómo cargas la batería de tu ordenador?

YO: Uf, otra de esas analogías que no sé por dónde vas a salir… Lo cargo por la corriente, a 220 voltios normalmente… Creo.

SOY: Cargar la batería del ordenador y del teléfono te permiten ver la luz, conectarte al mundo, hacer todo lo que haces.

YO: Sí.

SOY: Ahora, en lugar de enchufar la batería, trata de meter lo dedos y cargar tu corazón.

YO: Moriría.

SOY: ¿Por qué? Si es la misma energía, muy útil para tu vida diaria.

YO: Sí, pero, no es el problema la electricidad sino su uso.

SOY: Aha! O sea que, el problema no es la corriente eléctrica que transmite electrones, sino la irresponsabilidad de su uso.

YO: Supongo que así es.

SOY: Por lo tanto, entenderás que el amor y la ira, la frustración y la alegría, no son más que energías, que necesitan de polaridades positivas o negativas para generar conductividad. Pues sin ambas la luz no se mueve. Entenderás, pues, que las emociones, parezcan malas o buenas, son energía, simplemente, y es el uso que tú le des el que cargará la batería para que puedas hacer tus cosas, o que destruirá tu corazón. Así que no juzgues a la emoción por tu incapacidad de usarla.

YO: Wow… Me quedó claro ahora.

SOY: Un ser espiritual tiene la misma energía que un ser que no se considera espiritual, y por lo tanto, ambos tienen rabia, ira, rencor, amor, felicidad, plenitud, y todo tipo de emociones. Lo que diferencia realmente a un ser, sea o no espiritual, es la consciencia o la inconsciencia en su utilización. Hay muchos considerados espirituales que no saben gestionar sus emociones, y las mismas controlan su vida, pues interpretan que para ser espiritual hay que rechazar el odio o cualquier tipo de baja vibración. Y esto le hace más grande y potente, pues las mismas se acumulan y nunca se expresan, haciendo crecer la reserva de esta emoción específica. Y llegará un día que explotará. Así, para no explotar, el mejor remedio es la palabra: decir lo que no gusta, lo que cae mal, lo que molesta, lo que se siente, los puntos de vista, comunicar, decir, expresar, soltar, dejar ir la energía estancada que reprimo por miedo, cultura o espiritualidad; y al dejarle ir, cada vez sentiré mayor suavidad en el proceso, dejando de necesitar la ira, el llanto… Y empezaré a estar más neutral, sólo si me permito dar, soltar, dejar ir.

YO: Así, Perdonar se convierte en una liberación personal, que al compartir con otros, libera el peso. Pero, cómo se habla con los demás de lo que duele sin cargarles el peso, mediante el llanto, la rabia…

SOY: Puedes hacerlo contra una pared, pero el efecto será mucho menor. No debes temer decir lo que te sucede, pues al soltarlo en ese instante, mejoras la interacción con la otra persona, en lugar de atacarla. Si el otro se siente atacado o con el peso de lo compartido, ese ya es el trabajo interno del otro, pues si le afecta, es porque resuena en su ser. Tú sólo puedes hacerte cargo de lo que sientes tú. El camino de la libertad de todo pesar físico es el Perdón, que no es liberar al otro de su error, sino liberarte a ti mismo de la experimentación y el dolor del conflicto surgido. Soltar el fruto o la espera del mismo, liberarse de las raíces que oprimen. ¿Has perdonado a los que te ofendieron? Pues el único al que le pesa la carga eres tú.

YO: Es verdad… Muchas veces no he perdonado, pues sigo sintiendo el dolor dentro. me aferré, me apegué a la energía que recibí, que acumulé, y en el temor de soltar, de olvidar lo que sucedió, me mantengo atado a cada hecho y circunstancia de dolor que no logro perdonar, dejar ir. Más allá de que todos dicen que suelo perdonar muy fácil a los que me han hecho daño, más de lo que debería, pasando a veces por tonto, creo que esto se debía a la práctica de soltar, dejar ir, perdonar en este sentido. En la práctica aprendí a liberarme de la emoción, sin embargo, se mantiene por allí. ¿Cómo diferenciar la memoria o registro de lo que sucedió como parte de mi evolución como ser, del concepto de rencor?

SOY: El rencor es la memoria que se aferra a la emoción de lo sucedido, la memoria se adhiere a la información del por qué sucedió. El primero vive en la emocionalidad constante, el segundo en la idea y mentalidad que busca las razones y la lógica. Si al pensar en un hecho la emoción vuelve a renacer, le conocerás como rencor, si al ver una circunstancia pasada la analizas comprendiendo los puntos de vista, entonces es memoria. Y esta última te ayuda a evolucionar trascendiendo los conflictos, mientras que la primera tan sólo te hace vivir el mismo conflicto una y otra vez.

YO: Por esto para no repetir, es necesario perdonar, y así nos liberamos del ciclo.

SOY: Cuando pidas perdón, recuerda que no lo pides para ti, sino que al pedirlo, buscas liberar al otro de su pesar, causado por tus actitudes. Al pedir perdón no eres tú quien se libera, sino que eres tú reconociendo que debes ayudar al otro a liberarse de su emoción. Cuando perdonas, recuerda que no eres tú liberando al otro de su peso, sino liberándote a ti de tu pesar, compartiendo la energía emocional de lo sucedido con los involucrados, y así, colaborando en la evolución conjunta mediante la integración de una experiencia que puede haber acabado en un error. La energía vital, surgida del chakra raíz, la Kundalini, es el motor de todo circuito energético, y es desde allí de donde emerge o se estanca la energía, donde se almacena lo que se recibe o se entrega lo que se perdona. Allí está la energía que ancla las experiencias convirtiéndolas en las semillas de un fruto. Recuerda, pues, que el árbol debe soltar a sus frutos, dejar caer o dejar volar las semillas, para que nuevas plantas puedan crecer. La siembra consciente, dejar ir a las semillas para que generen algo nuevo, es el proceso de perdonar.

YO: El Perdón es la clave de la Siembra de seres conscientes y libres…

SOY: Quita el peso cultural y religioso que has puesto a esta palabra, y recuerda que perdonar y recibir, no son más que las corrientes alternas de un cableado en la red del mundo. Si aprendes a utilizarles correctamente…

YO: …El mundo se iluminará.

SOY: ¿Estás listo para Perdonarme?

YO: Sí… Te perdono, pues ahora sé, que en este acto, me perdono a mí mismo.

SOY: Y es así como te entregas a la libertad eterna. Así es como comienza la siembra de la luz.