YO: Déjame adivinar. La siguiente pregunta también viene del indoeuropeo “kwo” (objeto).

SOY: Así es. ¿Puedes identificar qué partícula y sufijo le sigue?

YO: Bueno… Estamos en las rodillas hoy, y están siempre relacionadas a la historia, a los ancestros, el camino transitado, así que, supongo que esta pregunta es “¿Cuándo?”.

SOY: Así es. Y la partícula que se une a “kwo” es el sufijo “dô”, una partícula indoeuropea que indica locación, lugar.

YO: Pero eso sería “dónde”. O sea, tiene sentido, porque la pregunta “dónde” es de lugar, y empieza por “dô”.

SOY: Sí, sin embargo, la pregunta Dónde se focaliza en el lugar de origen (dô-in-dë= lugar en que viene o va). En cambio, la pregunta “Cuándo”, tiene otra función, y es preguntar: en qué sitio se encontraba el objeto o sujeto. La construcción de la pregunta, se refiere a la ubicación temporal, como decir: “¿en qué lugar se encontraba mientras sucedía tal o cual cosa?”.

YO: O sea que en esta lengua, la idea de tiempo no se basa en algo intangible, sino en las cosas tangibles.

SOY: Para los antiguos, los conceptos “día”, “noche”, “hora”, no eran aspectos subjetivos, sino objetivos. Día viene de “dyew”, que significa “brillo, sol”. Noche, viene de “dnyegw”, que significa “sin brillo, sin sol”. El tiempo era relativo al sol, y por ello, el tiempo era calculado en función del dios Sol.

YO: Horus…

SOY: El dios Hur, dicho en griego Horus, nace y se pone en la orilla del firmamento, llamado “horizonte” (Horos kykon= límite de la rueda). Sus rayos dan origen a las divinidades del panteón egipcio, unas 24 divinidades, 12 de luz y 12 de sombra, todos nacidos de la Luz: Hur. A esas divinidades se les llama “Hórás” (pronunciación “Khorás”). Los antiguos dividieron así el día en cuatro partes sagradas: la mañana (ma-nean= lo bueno nuevo), el mediodía (luz en la mitad), la tarde (lento, detrás de algo) y la noche (sin brillo). Y cada una de ellas estaría compuesta por 6 Horas. Lo mismo se replicó para las 4 Estaciones, a quienes los griegos llamaban a sus divinidades estacionales como: Horás. Los relojes de sol permitieron dividir el tiempo en estas 12 horas, aunque eran variables debido a equinoccios y solsticios. Así se solucionó con los relojes de agua y de arena, que marcaban el tiempo en función de las cantidades de ambos materiales, permitiendo saber la medición de la luz incluso durante la noche, ya sea invierno o verano.

YO: El tiempo como lo conocemos hoy no existía para los antiguos.

SOY: ¿Cómo es el tiempo como le conoces hoy?

YO: No sé… Más conceptual. Ya nadie mira el Sol o las Estrellas para definir una hora, simplemente miran el reloj, e interpretan al tiempo como algo que está pasando, aunque si tengo que definirlo… No lo sé.

SOY: No se puede definir el tiempo sin el espacio. Pues son lo mismo. Y los antiguos lo entendían bien a pesar de no poseer relojes suizos o atómicos. El tiempo es una unidad de medida de los procesos que suceden en la materia. En lengua latina, el concepto “tempus”, no describe lo que conoces como tiempo, sino como las fracciones de un proceso, fracciones limitantes. La misma viene del indoeuropeo “temp”, significando “extender o expandir”, es decir, relacionado la extensión de un proceso. ¿Cuánta expansión de materia es necesaria para que una oruga se convierta en mariposa, o para que el otoño se convierta en primavera?  Todo el proceso general de demora de algo en pasar de un estado a otro, es conocido como “aetas”, y su adjetivo pronunciado como “aeter”, origen de la palabra “aeternus” (eterno). El “Aeter” (eterno) se divide en “Aeon” (eón= edad, periodo), originado del término “aiw” (vida), origen de la palabra edad (aevum-tat). Las edades se dividen en “períodos”, es decir “perí” (alrededor) y “hodós” (caminos), es decir, caminos que se transitan cíclicamente a lo largo de la vida, de una edad. Y los mismos se subdividen en años (annus) proveniente del indoeuropeo “at”, participio del verbo “ei”= ir (ido), que significa, tanto en español como en inglés, “algo que se ha ido”. El mismo subdividido en 12 medidas iguales, llamadas “meses” (del latín meso= medida). Muchos años juntos conforman dos grandes ciclos: un milenio, es, pues, mil ciclos que se han ido, los cuales se dividen en “generaciones”, llamados en latín “saeculum” (siglos), los cuales en inglés describen su duración: 100 años (del latín “cent”). Y desde luego, los más pequeños cálculos que conoces: minuto (originado de “minuta”= que significa pequeño) y segundo (participio latino de “seguir”, secuencia). Segundo, Minuto, Hora, Mañana, Mediodía, Tarde, Noche, Día, Mes, Año, Siglo, Periodo, Milenio, Edad, Eón, Eternidad, son todas medidas de procesos materiales que describen la realidad en función de lo perceptible por los sentidos.

YO: O sea que el tiempo pasa sólo en función de lo que la materia puede sentir… Pero si deja de haber materia, también deja de haber tiempo…

SOY: Pues no hay nada que medir, no hay procesos que calcular a nivel atómico. Como dijimos ayer a nivel cuántico, la idea del Tiempo sólo existe en función de los procesos que suceden en la física clásica, aquella que es cuantificable, la que logra medir tamaños y distancias, la que logra medir transformaciones lineales en la materia. Por ello todas las palabras relacionadas al tiempo son de referencia de locación.

YO: ¿Las palabras antes, ahora y después?

SOY: Te toman a ti como objeto de referencia. Antes, viene de “ante”, posición en que algo se encuentra frente a otra cosa: estar delante de. Ahora, describe una posición determinada en una hora concreta, es decir, bajo un rayo de luz concreto; siendo que en inglés describe lo nuevo, lo que está apenas desarrollándose (now=new). Después, proviene de las partículas “dë-apó”, describiendo la dirección a la que se dirige algo alejándose desde la visión de un punto de referencia, una ubicación concreta.

YO: Y el Pasado…

SOY: Pasado pisado. Pasado viene de “passus”, que son los pasos que se dan al caminar, por lo tanto, el pasado es el camino ya transitado por los pasos del caminante.

YO: Presente…

SOY:  De las partículas indoeuropeas “prae” (frente a) y “-ës” (Ser), cuyo participio es “ente”, entidad. Presente es quien está frente a lo que Es.

YO: Futuro?

SOY: Surge de la construcción latina del participio intencional del verbo “ser”: essere, sum; el cual en su intención de transformarse en otra cosa se pronuncia “fu” (como decir “fuere, fuese”). La construcción latina de aquello que se encuentra en proceso de transformación, describen este acto con el sufijo “-turi”, quedando “futuri” para referirse a: aquello que transforma su ser.

YO: El tiempo no existe como tal, pues, como unidad aparte del espacio.

SOY: Pero sí existe como concepto de medición entre el macro y el micro cosmos. Presta atención: el universo se encuentra en constante transformación, por lo tanto, todo atraviesa un proceso. Las formas en que los procesos se dan en un universo u otro son lo único que cambia. El Cambio es constante. Para el macro cosmos todo comienza con el Cuánto, el Quantum, y desde allí hacia lo grande, el espacio rige al tiempo. Pero hacia lo pequeño, del Quantum hacia el micro cosmos, es el tiempo el que rige al espacio.

YO: Siempre creí que el tiempo es el que rige la materia, la carcome, la destruye, rige los procesos de la materia.

SOY: Si tomas la idea de que es el microcosmos quien regula la existencia del macrocosmos, sí, es el aspecto temporal de la realidad el que determinará la materia y el espacio. Sin embargo, todo lo que tú como humano consideras “tiempo”, no es más que una interpretación de las leyes físicas y materiales del espacio. Todo lo que hemos descrito en relación a las mediciones del tiempo, te ha dejado claro que la forma en que te mueves por el tiempo no es más que una narrativa descriptiva de lo que sucede en el espacio.

YO: Entiendo… Todo lo que llamamos temporal no es más que una forma de llamar a las cosas que suceden en la materia.

SOY: Pero cuando entras al microcosmos, las leyes de la materia, la termodinámica, se desvanecen, y deja de ser lo objetivo lo que manifiesta la realidad, para convertirse todo en una manifestación subjetiva. Es allí donde el tiempo toma lógica, y es allí donde la materia se expresa en función del tiempo, es allí donde realmente se enciende el cuándo.

YO: Porque en el microcosmos la materia no sigue normas alquímicas, sino que sigue leyes subjetivas. Esto se entendería, entonces, observando cómo en la realidad que vivimos del macrocosmos, lo que consideramos pasado, presente y futuro… No pueden tocarse porque se referencian a lo que es, siempre a lo que es, porque el pasado no quedó atrás, sino que se transformó en presente. En la materia, el tiempo es subjetivo, irreal, una idea inexistente, que sólo nos sirve para describir estados de la materia, de lo que fue, lo que es y lo que será, aunque en realidad no exista más que lo que es. Y por otro lado, en el microcosmos, es lo opuesto. Lo único que existe constantemente es lo que fue, lo que es y lo que será, es decir, todas las probabilidades en una, los 0 y los 1 intercambiando sus roles, siendo onda o partícula a la vez, y la materia, pues, es la interpretación subjetiva del tiempo. Por ello, fuera de las leyes físicas del macrocosmos, el tiempo se vuelve “Relativo”, y una partícula puede manifestarse en el pasado o futuro al mismo instante…

SOY: En la tercera dimensión, en el macrocosmos de la materia y el espacio, tú eres un viajero que atraviesa un paisaje en transformación, y si caminas por un año en círculo por el mismo sendero, verás los mismos árboles cambiar sus colores, dejar caer sus hojas, florecer, dar fruto, marchitarse, nacer nuevos, y volver a comenzar el ciclo otra vez. Pero en la cuarta dimensión, en microcosmos de la esencia y el tiempo, tú eres el caminante que atraviesa un paisaje en que los árboles son la historia, los hechos pasados, presentes y futuros de tu existencia, y cuando transites el sendero una y otra vez, podrás volver a ver tu infancia y tu muerte. En el espacio puedes caminar hacia atrás en el sendero para ver un árbol que pasaste hace tiempo y llamó tu atención, y en el tiempo puede hacer lo mismo hasta llegar a un suceso que también llamó tu atención.

YO: Es extraño…

SOY: El cuándo es el dónde de la Cuarta Dimensión.

YO: ¿Y para qué me sirve entender el cuándo?

SOY: Para recordar que al cerrar tus ojos, al meditar, al buscar dentro de ti las respuestas del pasado o la claridad del futuro, puedes verles como cuando sales a pasear por la calle. Cuando miras al mundo con los ojos abiertos, habitas el tiempo desde los ojos del espacio. Cuando cierras los ojos, habitas el espacio con los ojos del tiempo.

YO: Es lo que llamaría imaginación.

SOY: Y la imaginación es el lenguaje de la Cuarta Dimensión. Allí puedes hablar con tus ancestros, resolver temas pasados, revivir emociones antiguas, o innovarte, proyectar, vivenciar las ilusiones del futuro, encontrar respuestas y soluciones a lo que sucede Ahora.

YO: Entonces, si en el espacio todo es Aquí…

SOY: En el tiempo todo es Ahora…

YO: Las veces que me pregunto “¿Cuándo debo hacerlo?”, “¿Cuándo es el momento exacto?”. No depende, pues, de que ese tiempo llegue, sino de cómo yo me preparo para vivir ese tiempo.

SOY: Pues lo único que marcará realmente la diferencia es tu presencia, no es el futuro. Pues el futuro es lo que intencionas ser, y para lograrlo, debes comenzar a transformarte, pues nada pasa sin que des el paso. El tiempo es una construcción mental, así que cuando buscas vivir algo, simplemente debes lanzarte a vivirlo, o jamás pasará.

YO: Pues el cuándo es un camino que se construye al andar.

SOY: La materia está condicionada por miles de pasos, las estrellas, la gravedad, hay fuerzas enormes que determinan lo que eres, pues todo lo que vives se rige por las leyes del espacio. Por ello, los tiempos están calculados no sólo en función de lo que tú deseas o esperas vivir, sino de lo que cada partícula está manifestando. Es decir: no puedes detener el amanecer, pero sí puedes viajar más rápido hacia el este. El espacio está condicionado por la voluntad de una existencia mucho más grande que tu personalidad, pero es la decisión consciente de tu ser la que debe descubrir la libertad de ser arrastrado por dichas fuerzas, o tomar la voluntad de surfear en las olas del tiempo.

YO: Por ello debo mirar con los ojos del Tiempo.

SOY: Pues Yo Soy la Visión de la Historia…

YO: Pues Yo Soy el Ahora.