SOY: ¿Hoy cómo te sientes?

YO: Después de lo de ayer, hoy desperté antes que el despertador sonase. Me levanté, y fui al gimnasio. Sí. Ordené. Fui a la pirámide, y como hoy comenzó Ramadán, no había nadie. Estuve tranquilo… En silencio, y aún así tenía la sensación de que me faltaba algo.

SOY: ¿Qué?

YO: Gritar. Necesitaba como gritar algo.

SOY: ¿Y por qué no lo has hecho?

YO: No había motivo.

SOY: ¿Seguro?

YO: Bueno… Supongo. No encuentro razón…

SOY: ¿Las enumero? 1) Desde Agosto de 2015 que planificas el viaje YOSOY y un mes antes de empezarlo, en Junio de 2020 se te cancelan todos los planes. 2) Te sentiste traicionado por varios amigos en los últimos años. 3) Te sentiste engañado por parte de tu familia y nunca dijiste nada. 4) Dejaste de lado contratos de cine por mentiras. 5) Te enamoraste perdidamente y te rompieron el corazón 2 veces en poco tiempo. 6) Te incomodan muchas cosas de ciertas personas y en lugar de poner límites dices a todo que sí… Sigo?

YO: Gracias…

SOY: ¿Por qué te niegas a soltar?

YO: Yo suelto…

SOY: No, tú perdonas, que es diferente. Pero perdonar no es suficiente. Ya hablamos de lo que significa el perdón.

YO: Para dar algo, es decir, que me libero a mí mismo de mi perspectiva de los hechos. Peso que sólo cargo yo. Eso lo suelo hacer. Tú me enseñaste.

SOY: Pero sin embargo, lo haces sólo con tu mente, y no con tu alma. La mente es la manifestación espiritual, y en ese aspecto, estás conectado al espíritu, sin embargo, no tanto así al alma.

YO: Ëmnia… Recuerdo su vibración. Mi alma no siempre estuvo muy de acuerdo contigo.

SOY: Normal. Pues si fuera por la energía que constituye tu ser, muchas cosas serían demasiado erráticas. El alma no entiende de planificación, sólo se mueve. El espíritu traza las ondas por la cuales la energía del alma se mueve, y a veces, la energía necesita salir por otros sitios, renegando de los patrones espirituales.

YO: Y con mucha razón…

SOY: Desde una miraba objetiva, esto se ve como un cortocircuito, y la única solución resultante de esto es un incendio. Incendio que luego tendrás que apagar con el espíritu… El alma es la energía, necesaria para la existencia, la manifestación de la idea, pero suele ser errática, caótica sin un sistema o circuito por el cual moverse. De igual manera, si este circuito queda obsoleto, la energía podría explotar. El alma contiene todas las experiencias, que el espíritu comprende y asimila. Sin embargo, los datos, los registros, se mantienen en la memoria del alma. Es decir, que por más que comprendas algo plenamente con tu mente y espíritu, no significa que hayas hecho lo correcto. Que entiendas algo no te hace sabio en ello.

YO: Entiendo… Lo que llamaríamos “Inteligencia Emocional”.

SOY: Mira, vamos a ser concretos en esto. Estamos trabajando la energía de Aries, y al menos para ti, es tu punto débil, pues es lo que más te cuesta trabajar.

YO: Sí… Aries me pone un poco de los nervios.

SOY: Y sin embargo, tu vida te ha rodeado de esta energía, para ver algo. Impulsividad, firmeza, saber decir No.

YO: Mi entorno familiar tiene esta energía… Mi madre con ascendente en Aries, mi padre siendo Aries con ascendente en Aries… Y he tenido que lidiar en el último tiempo con esta misma energía. Es una energía que me impone mucho… O sea, me siento protegido por esta energía, y a la vez un poco intimidado.

SOY: Porque es lo que viniste a aprender. Es tu Nodo Norte, tu Polo Norte, y no podrás llegar a él sin integrar esta energía.

YO: ¿Qué concretamente?

SOY: Saber hacer lo que tu madre y tu padre saben hacer.

YO: ¿Qué…?

SOY: Decir “No”. Y soltar.

YO: Aprendí a decir bastante esta palabra estando en pareja con un Aries, me enseñó a decir no, a poner límites. A otros y a él, jeje. Sin embargo, es verdad que no sé cómo soltar correctamente.

SOY: Porque intentando estar bien con todo el mundo, y ser equilibrado, te desequilibras, pierdes el eje interno por la energía no manifestada, no liberada. Debes comprender que una cosa es lo que piensas, y otra cosa es lo que sientes. Y vives tanto desde el pensamiento, que te olvidas de sentir. La creencia o entendimiento de las cosas, te ciega en el juicio de tus emociones, impidiéndote satisfacer las necesidades de tu alma.

YO: ¿Cómo hacerlo?

SOY: En primer lugar, debes comprender que las emociones son energía. Imagina que estás viendo un incendio. Tu mente dirá: “vale, un incendio es producido por la combustión de ciertos elementos químicos que combinados desprender calor. Surgido de la oxigenación acelerada de un material en base de carbono u otro compuesto combustible que produce gran cantidad de calor, generando que las partículas y moléculas se descompongan tan velozmente que emiten luz y calor”. Y mientras tu espíritu trata de entender los por qué del fuego, el incendio devora todo sin cesar. Es el alma quien piensa: “¿Habrá alguien en el fuego? ¿Cuáles serán los resultados? ¡Hay que hacer algo para apagarlo! Dios mío qué horror!”. Es decir, el espíritu no reacciona, el alma sí. Y si te pasas la vida mirando cómo el fuego consume tu mundo porque entiendes lo que es el fuego, un día, se te quemará toda la casa, y te preguntarás por qué.

YO: Vaya, qué explícito. Pero entiendo… Sí. Ver todo desde la mente da lógica y consciencia a las cosas, pero si no reacciono, la energía misma me consumirá.

SOY: Por esto, los hechos que suceden en tu vida, merecen ser expresados en emoción. Hemos hablado una vez sobre la Expresión, que es el primero de los 4 fundamentos del proceso Universal. La expresión es lograr salir de la presión, de estar oprimido bajo la fuerza de algo, preso de una circunstancia de gravedad. Cuando la mente comprende algo, no hace que la energía desaparezca, sino que le da un canal coherente de manifestación. Pero si no la manifiestas, la misma sigue oprimida, presa en tu ser, en tu cuerpo. La misma, pues, necesita “expresarse”, liberarse, salir… Necesita que la sueltes. Soltar, proviene del latín “solutus” participio del verbo “solvere”, que significa “solucionar, resolver, o liberar”.

YO: Decir lo que se siente… Largarlo, soltarlo… A veces hace daño… Es decir, muchas veces es mejor callar, porque decir las cosas puede generar peores resultados que los esperados. A mí siempre me ha aterrado decir algo que pueda modificar un estado en que todo se encuentra, hacer daño, ofender, o que no me entiendan, o que todo se rompa.

SOY: ¿Cuál es tu miedo al cambio a esta altura?

YO: No lo sé…

SOY: Decir las cosas que sientes, que te pasan dentro, sólo son dolorosas y contraproducentes cuando te las callas por mucho tiempo y decides soltarlas todas juntas, como si se rompiese un dique. Cuando la represa suelta agua de a poco, día a día, esta energía no daña, sino que nutre, transforma el valle a su paso, y descarga el peso que sostiene. Piensa ahora en tu garganta como esa represa de agua que son tus emociones, la energía de tu ser. Las palabras son las que moldean la energía en forma de vibración para ser manifestadas o liberadas fuera. Lo que dices o lo que callas, define tu estado vibracional. La energía que está estancada en ti sólo puede afectarte a ti si la callas, y sólo puede afectar a otros si en lugar de soltar, la vomitas.

YO: ¿Cómo identificar la diferencia?

SOY: Bueno, en primer lugar, la importancia de hablar, de saber decir Sí o No en el tiempo correcto, ayuda a que ninguno de los sujetos involucrados sufra las consecuencias de acumular la energía. Decir No preserva tu energía, por más que moleste a otros. Esto es algo que debes recordar muy bien: en la naturaleza, primero debes proteger tu propio ser antes de ayudar a otros o ponerte al servicio del prójimo. Decir No es la manifestación vibracional de cuidar tus partes internas. Decir Sí manifiesta la voluntad de acción, de abrirte a algo nuevo, y saber cuándo y cómo decir sí, ayuda a que la emoción creativa se expanda desde ti al mundo. En otro orden de cosas, la energía acumulada por tiempo, debe ser liberada, como abrir una puerta o ventana en una casa donde hay un incendio. Si el fuego ha estado demasiado tiempo encerrado, los gases tóxicos afectarán el interior de la casa terriblemente, doblegando la estructura. En el momento que decides abrir la puerta o la ventana, el oxígeno despierta al fuego, produciendo un efecto contrario, una super explosión. La solución, pues, fue peor, o al menos peligrosa. Por ello, es mejor que nadie esté cerca de la casa en ese momento, pues podrán explotar las ventanas, y los vidrios dañar a quienes estén alrededor. ¿Me entiendes?

YO: Sí, entiendo el símil. La casa es mi cuerpo, la puerta es mi boca, el fuego las emociones, el humo es todos esos registros tóxicos innecesarios, el oxígeno es decir o gritarlo todo. Es una explosión.

SOY: Esto es lo que todos temen. O lo que todos pretenden ocultar, para parecer “más espirituales” y “coherentes”.

YO: ¿Cuál es tu consejo?

SOY: Que limpies la casa. Que te atrevas a abrir las puertas y ventanas, pero reconociendo que nadie fuera tiene la culpa de que hayas encendido fuego dentro. Encuentra un espacio sagrado, y lárgalo todo hasta vomitarlo. Todo ese humo que tienes dentro.

YO: ¿Gritar?

SOY: Y maldecir. Maldecir no es echar un hechizo a alguien, sino decir cosas malas.

YO: Como… ¿Malas palabras?

SOY: Sí… Las que se te ocurran. Las que consideres que resumen tus emociones. ¿Quién dice “Recórcholis” cuando se martilla un dedo? ¿Quién diche “ouch” cuando se cae de un segundo piso?

YO: Bueno… Creo que nadie. Escuché decir una vez a un escritor: “si está en el diccionario, no es mala palabra”.

SOY: El lenguaje es una herramienta que permite soltar paquetes de energía. Los sonidos disonantes, descargan paquetes de información disonante, por resonancia.

YO: Por esto tras gritar insultando solemos sentirnos más livianos después…

SOY: Sí. Pero sólo si lo haces sabiendo por qué lo haces. Insultar desde la Inconsciencia sólo te polariza, enviando esa energía a otro, que tarde o temprano volverá a ti. Desde la Consciencia, sabes que esta energía es propia, y sólo la sientes tú, y por lo tanto debes responsabilizarte de ella. Une el espíritu y el alma aquí, para liberar tus emociones con consciencia y entendimiento. La creatividad que yace en ti, no emergerá hasta que liberes la presión que sientes, aquella que ha bloqueado tu capacidad creativa, no te dejará hasta que tú no le dejes.

YO: Para volver a tener capacidad de expresión debo soltar la presión.

SOY: Así que… Grita, libérate. Suelta. Y así resolverás, y podrás poco a poco hacer que el alma comprenda la lógica del espíritu, y en cada paso no tema decir Sí y No cuando corresponde.

YO: Es verdad… Muchas de las cosas que superé en mi vida, que trascendí, lo hice desde la mente, no desde el alma. Ciegamente cerré las ventanas del alma, mis ojos. Por ello se me enferman, por ello no veo con claridad, y he tenido estos problemas en los ojos últimamente, es mi humo, provocado por mi propio fuego, que se asfixia a sí mismo, apagando la chispa de mi ser… Mi creatividad.

SOY: Ahora ya sabes por qué no estás pudiendo pintar.

YO: Si…

SOY: Sí, ¡maldita sea!

YO: ¡Sí! La p%+# que lo p#%$#”·#!!…&! M’cagunlamar·k’usvaparí! mbastakan! @!€#… en todo!

SOY: Bueno, bueno… Es un comienzo. Respira hondo… Encuentra dónde están estas energías prisioneras de tu ser, y encuentra el espacio para Soltar. Pues hacerlo, es parte de resetear tu ser para un nuevo comienzo.

YO: Suelto, para poder Ser.

SOY: Libera a tu alma de su pesar energético. Pues Soltar es la clave de la Coherencia.