YO: “Sigue avanzando”… Se me viene hoy a la cabeza. Hay que seguir adelante, sin importar lo que suceda.

SOY: ¿Qué te lleva a pensar esto?

YO: Lo que hablamos ayer, sobre la independencia, me dejó en claro que nunca se consigue la independencia real de absolutamente nada. La independencia es más un estado mental, o emocional, en relación a las cosas que nos rodean. Es un estado en que se encuentra el ser ante la realidad que le condiciona. Por más que yo me considere hoy una persona independiente, sigo ligado y en cierta forma dependiente de mi madre, de mis amigos, de las emociones que me vinculan a ellos. Es decir, al menos en otro grado de dependencia. No significa que no podría vivir sin ellos, no; porque sí podría, pero aún están presentes en mi vida, y eso los hace pilares que me sostienen y en los cuales me apoyo cuando lo necesito. Podría decirse que independientemente elijo ser dependiente de ellos.

SOY: Sí, es una forma de verlo. Hay dos maneras de enfrentar la dependencia: de forma inconsciente, en la cual dependemos de los otros como necesidad vital, o de forma consciente, en la que elegimos estar en un vínculo de interacción con otros. Sin contar, claro, con el tercer aspecto, el subconsciente, el cual te dice que dependes de comer, beber y dormir, como mínimo.

YO: Por eso… Estaba pensando que, a lo largo de miles de años, más allá de las filosofías y reconocimientos trascendentales que hagamos sobre nuestras dependencias, por más que nos liberemos de imperios, reinos, gobiernos, sistemas culturales, sociales y religiosos, feudales, poderosos, jefes, familias, relaciones tóxicas de amistad o pareja, de una forma u otra seguimos dependiendo de algo, ya sea desde el pasado, en el presente o hacia el futuro. Entonces, la independencia sólo se puede caracterizar realmente por un factor fundamental.

SOY: ¿Cuál?

YO: El Avance. Avanzar, seguir hacia delante. Trascender cada paso que damos. No detenernos. ¿No es así?

SOY: Exacto. El mecanismo que te hace consciente de que estás practicando la independencia, es la capacidad que posees de avanzar en la vida. Cuando hablamos de Trascendencia, hablamos de subir un escalón más allá, otro nivel; la palabra proviene de “trans” (de un lado hacia otro) y “scandere” (subir, escalar). Puedes imaginarlo de la siguiente forma: Decides irte a la montaña, para subir a la cima y hacer unas buenas fotos del paisaje. Primero caminas por un plano, luego un valle, y te vas adentrando hasta encontrar senderos de subida, que te llevarán por caminos de montaña, senderos sinuosos; hasta que empieces a tener que escalar, trepando las rocas, subiendo partes difíciles, como escalones. Te pregunto: desde el punto en que te encuentras ahora, ¿todo lo recorrido antes pierde sentido?

YO: No… Porque es parte del camino.

SOY: Entonces, tratar de eliminar, borrar, cortar, cambiar lo que pasó, sería tonto, de igual manera que si ya estando cerca de la cima, quisieras eliminar la parte inferior de la montaña porque ya la consideras irrelevante para tu propósito. ¿Qué foto sacarías del paisaje si creyendo que lo único importante era la cima, decidiste eliminar toda la montaña y el valle?

YO: Claro… No tiene sentido alguno.

SOY: Por esto mismo, debes ver a tu camino hacia el futuro como el sendero hacia la contemplación de tu pasado. La Trascendencia, es lo que resume la idea de subir y escalar esa montaña, pasando de un lado a otro, de una etapa a la otra, sin eliminar la anterior. Cambiar, proveniente de “skamb”, significa curvatura, doblar en una esquina para reconfigurar la dirección. Un cambio no es trascendental, pues niega el trayecto anterior, empezando de 0, como si a mitad de la escalada, una fuerza te tirase para atrás hacia un bosque en una llanura, y todo lo transitado antes ya no tuviera sentido.

YO: Eso fue lo que sentí, en cierta forma, con el camino Yo Soy. Que fue un cambio, y no una trascendencia.

SOY: El cambio sucedió en las formas, pero no en la esencia.

YO: Lo sé, sin embargo… Aún tengo la necesidad de avanzar. El pensamiento que tenía hoy, es que estamos a sólo 100 días de terminar el camino YOSOY de la manera en que lo estamos haciendo, con las alineaciones diarias. Luego empieza otra etapa, desde luego. Sin embargo, en todo este tiempo, sucedería otra cosa, y sin embargo, decidí avanzar a esta nueva forma. Es decir, sentí que fui independiente de la forma anterior, ¿entiendes?

SOY: Te entiendo, has reconocido que eres independiente por el hecho de permitirte avanzar a pesar de que las formas cambiaron.

YO: Exacto…

SOY: ¿Quieres recorrer ese camino?

YO: ¿Cómo?

SOY: En tu mente. Dime. ¿Qué habrías hecho en todo este tiempo? Muchos no lo saben…

YO: Bueno… En Febrero de 2020, concretamente el día 2, junto a unos amigos, abrimos la Puerta del Tiempo de este proyecto, que nos habilitó a trabajar día a día con la energía del Yo Soy. Luego bajamos esta información a lo largo del Nilo para anclarlo en cada chakra del territorio: “Ater Tumti”, traer el Cielo a la Tierra. El 3 de Marzo 2020, en Philae (templo de Isis), en Asuán, recibí el mensaje de que la próxima vez que volviera a Egipto sería por mucho tiempo. No lo entendí, lo dejé pasar… De allí me fui a Italia a terminar mi ciudadanía para poder realizar mi viaje por los Nodos de la Red Planetaria. Desde Italia, me dirigí a Francia para aprender francés en 3 meses, ya que uno de los sitios a los que debía ir me exigía saber el idioma por seguridad. Llegué a Nancy, Francia, el día antes de la cuarentena, y permanecí encerrado allí, estudiando francés, pensando que mi viaje comenzaría en Agosto como era esperado, para mi cumpleaños número 33. Se suponía que durante mis 33 años debía viajar a los 33 nodos del planeta (12 del icosaedro, 20 del dodecaedro más el central conectado mediante los ejes de los polos norte y sur). Pero bueno… Todo lo que tenía reservado, se canceló, y entendí que debía seguir de todas formas, avanzar, y por ello resolví sólo 15 días antes que vendría a Egipto, y haría todo el camino desde aquí, sin viajar. El mundo me forzó a hacer el camino de esta manera.

SOY: Continuaste. Pero sino, ¿qué habrías hecho?

YO: Bueno… El 25 de Julio de 2020 debía estar en Murmansk, Rusia, para zarpar hacia el Polo Norte físico (17 días de navegación por el Ártico en el rompehielos ruso). Al regresar, viajaría a Siberia, mi destino era primero la isla de Olkhón, en el Lago Baikal, y de allí, a las arenas de Chara. El viaje continuaba viajando a Hokkaido, Japón, desde donde tomaría un vuelo privado para sobrevolar la zona desierta del Pacífico Norte, o aterrizar con permisos gubernamentales en la isla militar Minami Torishima. Vuelo directo de Japón a Hawaii, donde tomaría una embarcación 400 km hacia el norte de Kauai, para luego dirigirme a Alaska, concretamente, a Barrow, en la costa ártica. El siguiente paso, me llevaría a Nuevo México, a las arenas de White Sands y la zona de las Cuatro Fronteras. Para luego encaminarme a la isla Killiniq, en la penínusla de Quebec (Canadá), un sitio complicado de llegar, y peligroso por los osos polares, con lo cual la opción B más cercana era Nuuk, capital de Groenlandia. De allí, al Caribe, isla Anguila, entre Islas Vírgenes, y Antigua y Barbuda. Saltando nuevamente al viejo mundo, me dirigiría a Madeira, Portugal, país desde el cual podría ingresar a Sao Tomé e Príncipe, en el golfo de Guinea, África; y de allí, recién entonces, pisaría Egipto y el Sinaí. Aunque no estaría demasiado tiempo, ya que mi siguiente paso tras las pirámides, sería salir volando a Seychelles para navegar a Bird Island, camino a Somalía; desde donde regresaría hasta Isla Reunión, adentrándome en un barco científico de 25 días por el TAAF (Territorio Antártico Austral Francés), llegando a Île Amsterdam (donde me pedían saber francés por obligación y seguridad). Camino de regreso a Asia otra vez, mi siguiente paso sería Kachemira, al norte de Pakistán. De allí, la vuelta sería por Asia del Sur, empezando por Sumatra, frente a la isla Simeulue, en dirección al golfo de Bengala, para luego saltar a Taiwán. Y desde allí, Micronesia, aún indagando la manera de llegar al pequeño atolón Kapingamarangi, frente a Papúa Nueva Guinea. Territorios desde los cuales podría moverme más fácilmente hacia Australia, donde visitaría la península de Cape Range, en la Región Occidental. Llegado a Nueva Zelanda, me enfrentaría a realizar un crucero de 32 días, que me llevaría a los nodos cercanos a la Antártida Francesa, en la Base Dumont d’Urville, y que seguiría al nodo del inhóspito Mar de Ross, el punto más alejado de todo el mundo. Al regresar, mi camino seguiría hacia Polinesia Francesa, donde debía encontrar la manera de llegar a la solitaria isla de Rapa, la isla más al sur del país. De allí, volaría a Kiribati, desde donde podría encontrar la manera de llegar a la isla desierta de Howland. Para regresar a Polinesia Francesa, concretamente a  Nuku Hiva, desde donde navegaría unos 1000km al noreste.  Regresando a la capital en Tahiti, volaría a Rapa Nui, Isla de Pascua, otro nodo, adentrándome ya en territorio Chileno, desde donde viajaría a Ecuador para visitar la isla Isabela en Galápagos, luego dirigirme a Brasil, a Fernando de Noronha, y descender al Gran Chaco de Paraguay. Directo de allí, atravesaría Argentina para el nodo de Tierra del Fuego, en Ushuaia, donde tomaría un nuevo crucero que me llevaría a la lejana isla Tristao da Cunha, en mitad del camino antes de amarrar en el puerto de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, desde donde me dirigiría a Lesotho, otro nodo. Y así, regresar de alguna manera a Chile, para volar al Polo Sur. Todo esto con fechas fijas de cruceros, y fechas flexibles de vuelos…

SOY: ¿En serio no te alegras de que este viaje no se haya dado de esta manera, y en su lugar hayas podido estar quieto todo este tiempo desde Egipto?

YO: Hoy ya no me alegro o me entristezco por estas cosas. El Camino del Yo Soy por estos 33 nodos del mundo, era algo que le hacía feliz a mi Luna en Sagitario, pero también desesperaba a mi ascendente en Capricornio. Muchos días de desconexión, en que nadie sabría nada de mí. Probablemente, mucho esfuerzo sería lanzado por los aires, pues nadie hubiera sabido qué hacer. De esta forma, las personas ya saben la información que deben tener en cuenta para activar estos sitios, para que cuando esta aventura deba realizarse, no necesitemos más que conectarnos, pues el “yo soy” de cada uno estará alineado. Por ello te dije, mi sensación hoy, es que Avanzar es lo fundamental. Si el mundo me hubiera permitido hacer este viaje, habría avanzado hasta completarlo de una u otra forma como lo hice en 2012 con Harwitum alrededor del mundo, como hice a fines de 2012 con La Gran Mujer en Sudamérica, y como hice en RomaamoR por Iberia e Italia en 2014. No importa las formas, hay que seguir adelante.

SOY: La frustración es el resultado de depender de una expectativa. Avanzar viene del latín “ad” (hacia) y “ante” (frente a, delante). El significado, es ir hacia lo que está delante, enfrentarse a ello, moverse en la dirección frontal. Ser independiente es ser capaz de liberarse de las expectativas de las formas, de lo que esperamos que sea, para reconocer lo que es, y adaptarse a ello sin arrastrar lo que nos empuja atrás, por miedo, por emocionalidad, por historia, prejuicio o preconcepto. No podemos vivir en el pasado, pero sí se puede vivir del pasado. Quien vive del pasado, carga el peso de la dependencia, de las condiciones, de lo que fue, y se mantiene quieto, estático, en las ideas previas de su ser, que le ciegan ante lo que es y lo que puede ser. Quien vive en el pasado, es inconsciente de estar atrapado en los condicionamientos de lo que fue, quien no se da cuenta que las cosas han cambiado. En el primer caso, es el miedo el que impide ser independiente y avanzar en la vida, en el segundo caso es la ignorancia o desconocimiento de que las cosas han avanzado. La independencia se encuentra sólo en la capacidad de soltar cada paso, de reconocer que en cada parte de este viaje, sumabas un conocimiento nuevo que llevabas al siguiente punto. Eso es tejer una red. No es abandonar lo que sucedió, sino tomar consciencia de lo que el pasado me otorga para dar forma a este tejido.

YO: Poner un pie delante del otro, enfrentando la vida, no es abandonar el pasado ni lo que nos conecta a él, sino que ayudas a ese pasado a superar su visión de sí mismo en tanto te vuelves consciente de lo que logras.

SOY: Adaptándote a las circunstancias, enfrentando nuevos horizontes. Lanzándote a nuevas aventuras. Es verdad, sin tener el concepto del avance, nada de lo demás puede lograrse.

YO: La Vida sigue, y la vida es una Constante.

SOY: Por ello detenerse es permanecer colgado de conceptos de lo que fue, e independizarse es pujar a lo que será. Los caminos se abrirán delante de ti si sigues avanzando. Y hay personas que permanecen detrás, no porque no sirvan en tu camino, sino porque han colaborado hasta ese sendero. Nadie queda atrás, simplemente, avanzan en distintas direcciones, y la dirección que tomas es tu propia decisión. Esperar a los demás es una opción, pero nunca retroceder, pues cada uno tiene sus ritmos. Podemos acompañaros en el camino, y avanzar hacia el futuro, pero no retroceder en el pasado. Pues incluso si miramos hacia atrás, para un ser consciente, será avanzar hacia el reconocimiento del sendero transitado, revisar los pasos dados, reconociendo nuevas opciones de recorrerle.

YO: Para un ser consciente, pues, todas las direcciones son hacia delante. Reconocer, adaptarnos, trascender cada paso, es la clave de convertirnos en seres libres.

SOY: Esta es la Sabiduría de Libertad.

YO: Me reconozco Libre, avanzando en la vida, volviéndome sabio en cada paso.

SOY: Yo Soy el Camino. Y tú eres los pasos en mí. Avanza.