YO: Algo difícil de hacer cuando las personas negamos lo que vive dentro nuestro, es hablar. Comunicarlo.

SOY: La comunicación es la clave de Géminis. El planeta relacionado a este signo es Mercurio, y el mismo tenía una clara misión: ser mensajero. Como hemos explicado, Mercurio obtiene su nombre de la palabra Mercado, y él era el patrono de los Mercaderes. Los mercaderes viajaban por caminos trazados donde se encontraban pilares de rocas llamados “herma”, razón por la cual en Grecia, al dios de los mercaderes se les llamaba Hermes. Los comerciantes era viajantes y mensajeros, ya que llevaban las noticias de un pueblo a otro, y eran utilizados por el pueblo como una suerte de carteros. Todos estos atributos fueron asimilados al Dios de la Sabiduría, a quien se le adjudicó la misma tarea pero recorriendo los caminos del Cielo para llevar los mensajes a los dioses del Olimpo. Hermes, conocido en Egipto como Djahuty (Thot), fue quien enseñaba a los sabios, quien educó a los hijos de la Atlántida, a los padres y madres de las civilizaciones.

YO: Y una de sus enseñanzas más importantes fue la palabra… Lo recuerdo.

SOY: El verbo, la palabra, la verdad, era el código que resumía la información divina hecha materia, la forma en que la mente podía oírse a sí misma, la forma que la divinidad encontró para poder expresarse. Cada sonido, canto, grito, palabra, verbo, pronombre, eran las joyas divinas de la consciencia, perlas del despertar.

YO: Recuerdo que debíamos aprender a pronunciar muy bien las palabras, pues si no lo hacíamos no podríamos manifestar. Había palabras sagradas y complejas que eran consideradas Llaves, Tecnología entre el Cielo y la Tierra, que representaban la unidad entre lo divino y lo mundano. Había una palabra, “Ammanenumótyni”, a la que le llamábamos “el Nombre de Dios”. Cuando queríamos encarnar lo divino, durante un largo tiempo, teníamos que renunciar a nuestros nombres, y pronunciar este. Si preguntaban: “E’nam-eh?” (cómo te llamas), debíamos decir: “Ammanenumotyni”. Este nombre es la suma de todos los pronombres juntos: amma= yo soy, ne= tú eres, nu= ella o él es, mo= nosotros somos, ty= vosotros sois, ni= ellos o ellas son. Es decir: Yo Soy Todos. Pero había palabras que eran prohibidas.

SOY: “Herméticas”. Hay palabras que contienen tanto poder que no pueden pronunciarse a no ser que sepas realmente sostener su vibración.

YO: Me recuerda a esto que sucede en las películas, en que siempre hay algún hechizo secreto que está prohibido decir.

SOY: Y con razón. Así como existen diferentes niveles de aprendizaje, existen diferentes formas de educación. No puedes dar a un niño de 5 años problemas a resolver de un estudiante de Ingeniería que está finalizando su tesis con 25 años. Así como pasarán años hasta que, en lugar de ADN, puedas decir Ácido Desoxirribonucleico, y tal vez muchos años más hasta comprender todo lo que verdaderamente implica esta palabra, y puedas volver a decirla con otro nivel de consciencia.

YO: Como quien toma un libro con 17 años para leerlo para la escuela, y lo retomas a los 30 años, y nuevamente a los 60, el mismo libro, en las mismas palabras, me permitirá ver muchas cosas profundas que antes no había visto.

SOY: Para los antiguos, las palabras eran más que simple vibración generada por el aire que sale de nuestros pulmones y atraviesa las cuerdas vocales haciendo sonidos. Las palabras eran creadoras, movilizaban a la acción, y por lo tanto, tenían la capacidad de transformar. Por ello, aquellos que no se veían en coherencia, que no estaban listos para entender el poder de la palabra, se les era negada hasta que demostrasen lo contrario en las pruebas de la vida. Esto generó la idea de hermetismo como una forma de cerrar el conocimiento para protegerlo de las mentes inconscientes e incapaces.

YO: ¿Pero esto no es contraproducente? O sea, ¿por qué callarse el conocimiento que debería ser para todos? ¿No habría más consciencia en el mundo si todos pudieran tener el conocimiento?

SOY: Aquí vamos a encaminarnos por dos vías de entendimiento. En la primera te diré que no. Que por más que liberes el conocimiento, no mejorará a nadie. En la segunda opción te diré que para muchos ha sido conveniente mantener ese silencio.

YO: La segunda ya la conocemos todos, pero me interesa saber sobre la primera opción.

SOY: Internet. Una sola palabra.

YO: Aham…

SOY: En la década de los ’60, se activa la primera red de computadoras en California para la transferencia de datos, de información. La misma comenzó a crecer y a desarrollarse como una forma de intercambiar trabajos entre oficinas de desarrollo de tecnología, gobierno y universidades, desde donde comienzan a masificarse. Llega un momento en que la cantidad de usuarios genera diferentes servidores, y empiezan a subirse a la Red todo tipo de informaciones. La Comunicación Humana vivió uno de los avances más acelerados jamás vividos en la historia, mayor incluso que en la época Atlante. Por primera vez en la Tierra, una especie lograba generar una red orgánica y sin jerarquía donde los datos y las informaciones de todo tipo eran colgadas. El ingenio de los individuos a lo largo del mundo implementó mejoras en los sistemas de comunicación, creando aplicaciones y equipos de mayor agilidad, desarrollando plataformas que facilitaban la subida de datos a la Red. Así comienzas a experimentar la explosión de información en la “nube” desde los años ’90, algo que creció exponencialmente a partir del año 2010 por cientos de veces, o incluso miles. Hoy, la humanidad posee la mayor cantidad de información disponible de manera pública, algo que ni siquiera tus padres habrían podido imaginar cuando eran niños, tan solo 40 años atrás.

YO: Es verdad…

SOY: Entonces, ¿qué hace que la gente no sea más consciente, qué hace que no llegue al conocimiento?

YO: ¿La ignorancia?

SOY: No… La falta de Voluntad. Aquellos que poseen voluntad de buscar, encontrarán. Hoy cualquier duda puede ser resuelta sólo entrando a un buscador de la Web (red). Tienes explicación de todos los temas posibles explicados de miles de maneras. ¿Qué hace que no busquemos?

YO: No nos han enseñado a buscar… Sino a recibir. Años de educación en que no hemos entrado a internet en las aulas, en que no hemos buscado lo que nos interesaba…

SOY: El sistema educativo actual sigue pidiendo esfuerzo a los niños en leer un diccionario cuando internet es mucho más rápido, o que busquen información en la biblioteca, cuando en YouTube hay muchas más informaciones didácticas.

YO: Pero… Es importante ir a la biblioteca…

SOY: También era importante ir a que te leyeran las runas. ¿No?

YO: ¿Qué quieres decir con eso?

SOY: A que en la historia todo cambia, y el creer que perderemos una habilidad por avanzar, no nos hace peores, sólo nos retrasa. Aquellos que leían la fortuna en las runas, en el café, los que aconsejaban mediante la palabra y la interpretación, perdieron sus trabajos debido a las bibliotecas, y leer los libros fue la forma de salir de un tiempo de incertidumbre. Internet es ese mismo cambio. Por un lado, las personas se aferran pensando que lo que ellos vivieron de niños fue mejor, porque sabían hacer más cosas, y por otro lado, los nuevos tienen un exceso de información en internet que no saben administrar, y a la cual no pueden acceder porque nadie les ha enseñado cómo, ya que estuvieron años aprendiendo sobre los índices de un libro. Lamento este balde de agua fría en términos de practicidad.

YO: Entiendo, sí, estamos aferrados a formas anteriores. Ahora bien, quiero entender que esto que estamos hablando, explica que todo el conocimiento está allí, públicamente, pero no sabes buscarlo…

SOY: Por que no se han hecho la pregunta. Para aprender hay que hacerse la pregunta. Sin la pregunta, no aparece la respuesta. Si no sabes lo que buscas, no lo verás aunque esté delante de ti. ¿Entiendes? Y si aparece ante ti sin saber aún cómo usarlo, es probable que termines haciendo daño a alguien.

YO: Como la bomba atómica.

SOY: “El problema del hombre no está en la bomba atómica, sino en su corazón”. Albert Einstein.

YO: Por eso muchas veces los sabios o conocedores prefieren callar, para no dar algo tan importante a quienes no saben manejarlo.

SOY: Aplicable a la libertad. El humano cae siempre en sistemas de opresión por el simple hecho de que no sabe manejar su libertad. Por esto suele haber sistemas u organizaciones secretas, herméticas, que mantienen el control, ocultando ciertos datos, para mantener el statu quo: ese es el punto número dos. Ocultar, callar a propósito, con fines de poder, o con fines de proteger. Como cuando tus padres te ocultan sus problemas para no ponerte mal, como cuando tus maestros te dicen “aún eres pequeño para entender esto”.

YO: Callamos para controlar o proteger…

SOY: A otros o a nosotros mismos. La razón por la cual esto sucede a gran escala, es porque nace a menor escala, en el interior de cada humano. El miedo a la muerte o el exilio hace que los humanos se guarden las cosas, secretos que les hacen diferentes, que les llevaron a cometer errores. A veces prefieren el silencio para sobrevivir, para protegerse y seguir en el grupo, siendo aceptado. El miedo a decir lo que sabemos proviene de los miles de años de haber sido castigados por expresar lo que somos o pensamos, cientos de civilizaciones que juzgan el mundo interno de las personas o sus propias decisiones, crearon una psique que prefiere cerrarse a arriesgarse. Desde las fraternidades herméticas hasta el niño que sufre intimidaciones en la escuela por ser diferente (bullying), desde los cristianos que se ocultaban de la opresión de Roma, hasta los librepensadores que se ocultaron de los cristianos. El silencio fue la clave de subsistencia en un mundo repleto de juicios. Por ello, los conocimientos suelen ser peligrosos en las manos equivocadas, en manos de quienes no se han hecho la pregunta. Por esto las hermandades cerraban sus puertas al público para asegurarse de que quien llegase a llamar ante ellas, fuera por propia voluntad.

YO: El mundo interno trata de protegerse del mundo externo… ¿Cómo hacemos para decir, para hablar…?

SOY: Dos cosas tienen que darse: el contexto externo propicio, y el desarrollo interno adecuado. Aprender a decir lo que pensamos, lo que sentimos, lo que creemos, lo que deseamos, es una de las bases de la libertad real de un individuo, y la más difícil de realizar por lo anteriormente mencionado. Un ser humano necesita sentir que el entorno le contiene en dicha verdad, y sólo es más difícil. Por ello, para poder romper el silencio, y hablar, es necesario seguir algunos pasos.

YO: ¿Cuáles?

SOY: En primer lugar dejar de negar lo que pasa en el interior. Observarse, y dejar de escapar de la verdad como si fueran ilusiones esquizoides. Enfrentarse y observar a los ojos a esa verdad que vive dentro, y reconocerla como la propia verdad, parte de tu ser. En segundo lugar, es aceptarla, estar en paz con ello. El tercer paso, es identificar si el entorno es propicio para expresarla, y si no lo es, precisas buscar uno donde encuentres contención a la hora de pronunciar la verdad por primera vez. Un espacio donde puedas sentirte cómodo. Mucha gente se suicida por lo que calla, porque no pueden ver que el mundo es gigante, y que hay muchos entornos donde pueden ser quienes buscan ser, donde no habrá juicio, y donde podrán construir un hogar. Pues el hogar no es de donde vienes, sino el que construyes desde tu libertad. Y el cuarto paso es el camino del héroe, quien tras haber encontrado la verdad y haber descubierto el poder en ella, vuelve al punto de origen, donde todo comenzó, para poder decir su verdad, firme, sin miedo a perder, pues ya lo ha ganado todo.

YO: Creo que es muy útil.

SOY: Callamos por miedo a no ser aceptados, cuando el único que debe aceptarse es uno mismo. Si te aceptas, no te queda otra que decir quién eres, pues el verbo se materializa. Ahora dime ¿Qué callas?

YO: Algunas de las cosas que callo las hablo con otros. A veces me callo ciertas cosas que me dan vergüenza de mí mismo, aunque lo comparto con amigos, por lo que, simplemente elijo con quién callar y con quién hablar.

SOY: Eso es proteger la energía. Decirlo sin miedo en ciertos entornos para cuidar tu desarrollo energético y no perder fuerzas. La palabra tiene el poder de construir cuando se la focaliza. A veces gritar a los 4 vientos no es una solución, sino una pérdida, pues luego no sabes cómo sostener eso que has liberado. Ahora dime: ¿qué es lo que dices?

YO: Comparto mucho de mí, con amigos demasiado, con desconocidos, casi también, aunque menos para cuidar mi privacidad, suelo compartir mucho.

SOY: ¿Tienes miedo al juicio?

YO: Antes sí, ahora me da rabia el juicio. Debo trabajar sobre ello. Estoy aprendiendo a decir más, antes callaba mucho cuando algo me molestaba.

SOY: A algunos, los años le dan una perspectiva de la importancia de no callarse y decir más lo que piensan o sienten, en tanto otros cuanto más crecen más silenciosos y callados se vuelven, por miedo a perder la seguridad. Identifica cómo vives tus silencios y tus verborragias en la vida, qué callas y qué dices, para poder comprender dónde radica tu voluntad de ser libre.

YO: Tomo consciencia hoy de que la información está libre allí para todos, sólo debemos aprender a buscarla, y sobre todo aprender cómo buscar, dentro de lo cual reconozco que para poder hacerlo libremente debo saber qué cosas callo y retengo en mí, negando, y qué cosas digo para ser libre.

SOY: Tu voz es tu poder creador. Si buscas crear, debes hablar. Libera tu voz, los silencios son sólo útiles para meditar sobre las verdades que yacen en tu interior, para encontrar las palabras correctas de compartir tu verdad en armonía a la de los otros.

YO: Soy la Voz del Creador, y la Comunicación es la clave del Cosmos.

SOY: Háblame, y cuéntame sobre tu Universo interior.