YO: Profunda paz… Profundo vacío… Nada.

SOY: Bienvenido al Océano.

YO: ¿Qué es el océano?

SOY: Okeanós, el gran río circular que rodea todas las tierras. Así le llamaban los griegos a la idea del infinito. Un océano, es la gran masa de agua contenida por los mares, aquella que no toca directamente las costas continentales. Por los mismos, se mueven las grandes corrientes oceánicas que mantienen circulando la temperatura del mundo. Pero, ¿sabes qué es curioso de los océanos?

YO: ¿Qué?

SOY: Que los humanos saben más sobre el Cielo, la Luna y las Estrellas que lo que sabe de las profundidades marinas.

YO: ¿Por qué?

SOY: Porque la presión de tanta agua junta, hace imposible su investigación. La profundidad promedio de un océano ronda los 4000 metros, mientras que hay partes, como la fosa de las Marianas, que supera los 11000, es decir, 11 kilómetros de profundidad, 3000 metros más que el Everest. Un humano puede alcanzar hasta los 13 metros de profundidad antes de comenzar a tener problemas por la presión del agua. Cada litro es como un kilo sobre tu cuerpo, y en un océano, es como sentir esos kilos en todas direcciones, presionando, hasta el punto en que puede reventarte por dentro. Por ello, se utilizan equipos especiales para llegar a lo más profundo posible, y aún así, no puede permanecerse demasiado tiempo, con lo cual, la investigación de millones de kilómetros cuadrados se hace imposible, en territorios donde la luz del sol no llega.

YO: Es imposible ver…

SOY: Imposible conocer las criaturas que se esconden en las profundidades, las extrañas realidades que suceden entre las grietas de las dorsales continentales, los cañones, valles, planicies y montañas sumergidas por millones de años. Más del 80% de los océanos permanecen desconocidos para nuestra especie, oculto en el anonimato, bajo la sombra y la presión…

YO: Es decir… Que hay mucho más de lo que creemos ver, o de lo que descubrimos…

SOY: Estos días has indagado en emociones que yacen en el subconsciente, y no son más que un pobre y máximo 20% de lo que en realidad se esconde dentro de ti, como dentro de cada ser humano.

YO: Es… Mucho por descubrir. O sea que, si he tardado años en repasar sobre los mismos territorios oceánicos de mi interior, volviendo a las mismas circunstancias, es porque aún no logro si quiera comprender lo que habita ese 20%, desconociendo ese 80% que me llevará una eternidad conocer…

SOY: Y eso es fantástico, porque nos recuerda lo infinitos que somos. Siempre habrá algo nuevo que descubrir. Aún queda un cierto porcentaje de la superficie terrestre que desconocemos, que nadie ha pisado, que no se sabe lo que esconde, y esto implica que aún ni siquiera conocemos lo que podemos ver y tocar, que aún ignoramos como humanidad algunas partes de los territorios en los que podemos caminar. Y como individuos, solemos ignorar un gran porcentaje de ese mundo. ¿Cuántos realmente son conscientes de todo lo que existe en este planeta? Sus países, culturas, lenguas, territorios, historias, descubrimientos… Conocer el mundo conocido también es un gran reto a lo largo de la vida. Imagina que las superficies continentales (Las Américas, África, Oceanía, Asia y Europa), son aquello que puedes conocer, de lo que puedes ser consciente o inconsciente, pero que, en cierta forma sabes que está. El territorio que un humano puede caminar no llega al 30% de la superficie planetaria, y de ese 30% tal vez en tu vida llegues a conocer el 1%. Así, mientras que eres consciente de ese 1%, siendo tu país o entorno de nacimiento con su cultura y tradición, y los sitios a los que has viajado o de los que has leído y aprendido, por otro lado serás inconsciente del 29% restante, del cual puedes tener una cierta idea, pero muy vaga o nula.

YO: Ni hablar del océano entonces…

SOY: Más del 70% de la superficie terrestre, más del 80% desconocido, en el cual, a su vez, se esconden casi un 85% de especies animales y vegetales que son completamente desconocidos por los humanos.

YO: Wow.

SOY: Imagina, pues, que los océanos son tu subconsciente. Allí podrás comprender lo difícil que es realmente concientizar el subconsciente, sabiendo que por siempre un gran territorio estará en las sombras, pues la luz nunca llegará al fondo. A no ser…

YO: ¿…Qué?

SOY: Que te atrevas a sumergirte, a enfrentar los riesgos de someterte a la presión de sus aguas emocionales, navegar hacia lo profundo donde la oscuridad lo domina todo, atreverte a recorrer espacios que nunca nadie ha tocado, rodeado de criaturas que no sabes si existen, tal vez, con las formas de tus peores pesadillas. El océano es hermoso visto en un atardecer, pero esconde los temores de todo humano bajo la superficie calma. La eternidad de su horizonte aterra a quien busca llegar a un puerto, un destino, algo de qué aferrarse en un territorio irregular que puede convertirse en algo inestable y sin dirección alguna. Surcar los océanos no es tarea fácil, y mucho menos cuando el objetivo no es llegar a un puerto, sino vivir las profundidades del mismo océano.

YO: Siempre me dieron miedo los océanos, pero porque sé que morí ahogado en medio del mar hace algunas vidas. Sin embargo, enfrenté ese temor, y hoy puedo subir a un barco sin problemas. Hasta me he animado a tirarme en el mar desde un barco a nadar, algo impensado antes. A pesar de ello, me sigue dando miedo no saber lo que hay debajo. Criaturas como tiburones o cualquier otro animal.

SOY: Son como los miedos ocultos que crees que has superado, pero que permanecen allí. Que hayas logrado matar a un tiburón, no significa que dejen de existir. Se reproducen, y los océanos están infestados de ellos. No es cuestión de eliminar los tiburones, sino de ser consciente de ellos.

YO: Saber que están allí, hace que pueda tomar mis precauciones…

SOY: Y reconocer que es gracias a los tiburones que se controlan los cardúmenes. Todo tiene un sentido. Piénsalo. Si no hubiera tiburones controlando la población de peces en los arrecifes, los mismos devorarían gran parte del fitoplacton y zooplancton, provocando un desajuste en la producción de oxígeno, y moriríamos asfixiados. Los depredadores controlan esto. Los miedos, esos tiburones del subconsciente, controlan a los cardúmenes de la imaginación, para que cuidemos nuestros frágiles cuerpos. No saber el rol del tiburón es lo que nos lleva a vivir aterrados del subconsciente, de enfrentar lo que se esconde allí, y así, el miedo devora nuestras vidas. Pero al conocerle, al mirarlo, comprenderlo, nuestra interacción con el miedo es diferente, pues respetamos su función, reconocemos su lógica en el medio ambiente, y desde allí, podemos navegar las aguas con consciencia.

YO: Me recuerda a todas las historias mitológicas de los monstruos marinos…

SOY: Oh sí. En todas las culturas ha habido monstruos del agua, ocultos en las sombras del subconsciente, aterrando a los navegantes y aquellos que se acercaban a las costas. Kraken, Leviatán, Sirenas, Jörmundgander, Makara, Hipocampus, Umibozu, Hydra, entre otros. Los monstruos que aterraban a los marineros del pasado, son ejemplos de los monstruos que acechan a los humanos en sus océanos internos. Pero, si te fijas en los hechos históricos, ninguno de esos monstruos eran reales, sino más bien percepciones, creencias, miedos, confusiones, todos hijos del desconocimiento.

YO: Y desconozco la mayor parte de mí…

SOY: Por ello, no te castigues pensando que no has podido sanar una u otra emoción, o que no logras trascender alguno de tus fantasmas del pasado, monstruos internos. Porque siempre los habrá, en tanto desconozcas partes de ti. La vida es un camino de descubrimiento, y el autoconocimiento es el vehículo perfecto para descubrir la existencia.

YO: No puedo conocer el océano completo que sostiene mi cuerpo flotando en sus olas, pero sí puedo abrirme a sentirlo…

SOY: Puedes sentir todo el océano al cerrar tus ojos, puedes percibirlo todo mediante las sensaciones y la imaginación. Allí se te mostrarán los sueños y las pesadillas que inundan tu alma, tu ser. En el océano puedes conocer lo que contiene lo que eres. Sumérgete.

YO: Me atrevo a sumergir mi cabeza bajo las aguas… Dejarme arrastrar hacia el fondo, a las sombras. Siento paz en los primeros descensos, siento libertad a pesar de la presión. Veo los rayos de luz atravesar el agua y desaparecer con lentitud en tanto voy más profundo. Las sombras me rodean… Siento la presión sobre mi pecho, el dolor en la articulaciones, en mi cabeza…

SOY: El peso de tu interior sobre ti. Ahora sólo tienes una opción…

YO: Morir…

SOY: Expandirte. Dejar morir al viejo Yo, que se sostiene bajo la presión de una idea que le trasciende a sí mismo. El subconsciente va más allá de tu ego, no puedes sostenerlo desde la personalidad, y no tienes otra opción que dejar morir al ego para que renazca uno nuevo.

YO: Uniéndome al subconsciente como uno. Me expando… Dejo ir el control, para fluir en lo eterno.

SOY: Así te abres a todo lo que puedes ser, a todo lo que vive en ti sin juicio. Así puedes descubrir todos los mundos que habitan en ti.

YO: Permitirme recibir toda la información de lo que soy más allá de quien soy. Todos los mundos que me hacen posible. Soy Soñador de Mundos…

SOY: Permítete sumergirte en las aguas de este Océano eterno, a la mente del Subconsciente.

YO: Siento que me desvanezco… Pierdo el peso, el control, me desarmo por completo… Dejo de ser…

SOY: Y sólo así, podrás realmente Ser. El viaje recién comienza. Bienvenido al Subconsciente.