SOY: Tal vez sea la parte más difícil de identificar en una planta, tal vez sea la más sutil, imperceptible, e incluso invisible de todo el mundo vegetal, sin embargo, es la que habilita la existencia de todo el árbol. Es la que busca el camino, que traza los senderos para abrir las vías de crecimiento, reconociendo el terreno, abriendo paso al resto de la planta, identificando dónde se encuentra el agua, y generando las células que agrandan las raíces. 

YO: ¿Qué parte puede ser más profunda que una raíz?

SOY: La Cofia. También conocida como Caliptra o Pilorrisa, es una formación ínfima, casi imperceptible en la punta de las raíces, casi como si se tratase de los dedos de nuestros pies, que van tanteando el terreno, identificando minerales, temperatura, agua, y moviendo la tierra para abrir paso a la raíz. 

YO: Creí que la raíz ya era quien hacía esto… 

SOY: Podrías, por lo general, tomar a la caliptra como la raíz, aunque su función y diferenciación es muy clara. Recibe su nombre a partir de su forma, que parece ser un gorrito sobre una cabeza, o el glande en un pene. En la Grecia antigua, se utilizaba comúnmente un gorro que cubría la cabeza, como tradición de algunos pueblos, gorro que llamaban “kalyptra” (cubierta, tapado). Los pueblos árabes también llevaban este tipo de indumentaria, conocida como “kufiyya” (para el hebreo “kova”), que se trasladó a Europa conformando la palabra latina “cofia”, que define a un pañuelo o gorro que se ponían en la cabeza, normalmente las mujeres, pero en ciertos casos los hombres, sobre todo bajo los cascos de guerra. Podrías compararlo, pues, con la idea de protegerse, tanto de los golpes del casco, como del calor del sol. En varios siglos se reutilizó la cofia con distintos estilos (muy conocida popularmente en la imagen de las mujeres puritanas que migraron  a Norteamérica, por ejemplo), hasta que en botánica se decidió llamarle así a la punta de las raíces por su semejanza a estos gorros sobre la cabeza. 

YO: ¿Por qué se diferencian?

SOY: En general, son células formadas por almidón, que se ordenan en una forma semitoroidal, emergiendo del centro y expandiéndose hacia la periferia. Estas células poseen estatolitos, es decir, orgánulos celulares internos que son bastante pesados, y por lo tanto, son afectados por la gravedad, lo que impulsa a la caliptra a buscar constantemente ir hacia abajo en la tierra.    

YO: Son los pies de una planta… 

SOY: Así es, las que tocan el firmamento, identifican el suelo, y avanzan procurando la expansión y la búsqueda de los nutrientes. En su avance por la tierra, las células internas van siendo arrastradas hacia los laterales, ubicándolas en la raíz y permitiendo que la misma crezca. Son como las experiencias del caminante siendo registradas en la historia.  

YO: Entonces… ¿Qué representa esto en mí?

SOY: El Destino. Es ese aspecto invisible del Inconsciente que nos impulsa a avanzar. Pero la cofia te muestra algo importante dentro del Árbol de la Vida. 

YO: ¿Qué?

SOY: Que el destino no es lo que está delante, sino lo que se expande de ti por el peso de tu gravedad. Son tus propias células las que, siguiendo su peso interno (estatolitos), diseñan un camino hacia delante, avanzando sin detenerse. Recuerda la etimología de la palabra destino: “De-stare”, significando “apartarse de donde uno se encuentra”. El destino no habla de a dónde vas, sino desde dónde sales. 

YO: Oh… Vaya cambio. 

SOY: Por ello, el Destino está controlado por tu inconsciente. El peso que vive en ti de la historia, de cada vivencia, idea, emoción, sentimiento, creencia, actitud, aptitud, cada experiencia, expresión e integración, te lleva a este sendero de trascendencia en que es el peso de tu recorrido previo el que determina los pasos de tu futuro. 

YO: O sea que estoy totalmente condicionado por mi inconsciente…

SOY: Exactamente. Lo siento. Pero es así. Vamos a analizar esto. 

YO: Sí, por favor. 

SOY: Todo lo que haces, es pasado, todo lo que sientes, es pasado, todo lo que buscas es pasado. ¿Por qué? Pues porque tu cerebro fue diseñado para responder a los estímulos externos, por lo que tu cerebro biológico no puede proyectar respuestas hacia adelante basado en experiencias que no ha tenido. Toda respuesta del sistema nervioso es necesariamente una extensión de un preconcepto, de una idea formada a partir de datos vivos en neuronas que han registrado esa información debido a su vivencia anterior. 

YO: Oh, ya lo veo… claro. Toda acción y sentimiento que poseemos hoy no es más que un resultado nervioso proveniente de nuestras reacciones y emociones del ayer. 

SOY: Es decir que tu presente es una mera reacción del pasado, y tu futuro no es más que una proyección de sus preconceptos. 

YO: Dios mío… No me siento libre…

SOY: Allí está el error. Te pregunto: ¿qué eres?

YO: ¿Cómo?

SOY: Sí, dime, ¿qué eres?

YO: Es muy amplio responder eso… Pero, considero que un conjunto de átomos ordenados en manera orgánica que interactúan intercambiando información, sostenidos por vibración que es mi consciencia. 

SOY: ¿Dónde se desarrollan esos átomos?

YO: En un espacio concreto… En un tiempo específico…

SOY: ¿Qué pasa si eliminas el tiempo de la ecuación?

YO: Emmm ¿sólo habrá espacio?

SOY: No. Si eliminas el tiempo, dejas de existir. Y la razón por la cual no existes más es porque el espacio no tiene sentido sin el tiempo. Pues son lo mismo. Es decir, tú no existes en un tiempo o un espacio, sino que…

YO: …Yo Soy el Tiempo y el Espacio…

SOY: ¡Bien! Cuando tú, como individuo, te consideras alguien que vive en un lugar y que tiene un pasado, un presente y un futuro, como si fueras un punto que se mueve en una línea, estás olvidando esa clave fundamental: ¿quién eres? Y más aún: ¿qué eres? Tú no eres un agente externo a estas dos fuerzas. Un átomo existe sólo porque puede ser mesurable en una constante de tiempo. Y sólo puede definirse su forma y evolución en el tiempo debido a que ocupa un espacio. Es decir que el átomo sólo existe porque es la manifestación física de ese tiempo y espacio, como un hijo de mamá y papá. Por ello, pensar que eres un individuo separado de tu pasado, y creer que el pasado condiciona tu destino como si fueras un punto en una línea pero sin pertenecer a la línea, te hace sentir preso, prisionero de una idea inexistente. 

YO: Para ser libre tengo que reconocer, pues, que yo construyo mi inconsciente…

SOY: Que el pasado eres tú, y que cada decisión pasada es la que ha ido forjando tu destino. Has recorrido millones de años para llegar a donde estás hoy. Tu vida no comenzó el 4 de Agosto de 1987, tu vida es eterna, y desde esa fecha sólo estás experimentando una forma más dentro de esta continuidad. Por ello, tu destino ya está trazado, porque tú has construido esta historia con cada acto. Tu vida actual es sólo la caliptra, la cofia de una extensa raíz que has ido construyendo, y es la raíz que nutre a la cofia con el peso de su historia para que encuentre la gravedad propia del tiempo y el espacio, que le lleve a construir su nuevo sendero. 

YO: El peso del inconsciente soy yo mismo dándome fuerzas para avanzar… 

SOY: Nunca el pasado había tenido tanto peso positivo, ¿verdad?

YO: Ya lo creo… Pero entonces, ¿cómo funciona el tema de los condicionamientos del pasado? Porque a muchas personas les pesa el destino que han trazado desde el inconsciente. 

SOY: La gracia y desgracia del inconsciente es que justamente no es consciente, y no puedes entenderlo. Sólo puedes sentirlo. Las emociones son tus aliadas en este destino inconsciente al que te diriges, o desde el cual te diriges, mejor dicho. No puedes reconocer el verdadero destino desde la lógica del pensamiento consciente, sólo desde el sentimiento de la ilógica inconsciente. Por ello suelen decirle: confiar, tener esperanza. Pero la verdad es que la emoción es como una brújula. 

YO: Como la brújula de Piratas del Caribe, que apunta a lo que más uno desea…

SOY: Y lo que uno desea está condicionado por lo que anhela del pasado, o necesitaba de él. Piensa en lo que sientes, en tus emociones, y éstas te dirán a dónde te diriges y qué es lo que buscas. 

YO: Pues vamos mal… Porque tengo un caos emocional en mí… 

SOY: ¿Por qué?

YO: Porque no sé a dónde me dirijo… Como te dije, me siento más perdido que nunca… Siempre supe construir mi destino, saber a dónde iba y por qué, qué quería en el futuro, cuándo y cómo… Pero este mes me está dando vuelta como a un calcetín. De repente no logro darme cuenta si me emociona empezar el viaje o no, si deseo atravesar los sitios que representan la Kundalini o no… Es como si me encontrase falto de voluntad de viajar, algo que me fascina y que necesito desde hace más de un año, y sin embargo, es como si al día de hoy, no quisiera irme, quisiera estar tranquilo, en paz, sin misión… 

SOY: Y sabes por qué, ¿no? 

YO: Claramente no…

SOY: Porque estás entendiendo lo que es el destino. El mismo, como dijimos, no es a dónde vas, sino de dónde vienes. No es llegar, sino salir. No es lo que te encontrarás, sino lo que expresas de ti. Viajarás por el mundo, pero el único destino eres tú. 

YO: Ahora entiendo esa frase cliché… “Tú eres el Destino”. Claro… porque la idea de destino emerge de mí. 

SOY: Y por ello estás sintiendo el peso de la historia, de la familia, de la misión, porque es el peso de la gravedad que afecta tus días, empujándote a expresar, a avanzar, a salir adelante gracias al peso del pasado. Debes hacer que todo este tiempo, toda esta historia, vibren en tu espacio. 

YO: Lo que me movilizará hacia delante en el Espacio, es el peso del pasado en el Tiempo… 

SOY: Por ello empiezas a sentir toda esta presión en tu vida, la pérdida de propósito, de sentido. ¿Lo entiendes?

YO: Sí… El no sentir que voy a ningún sitio, la pérdida de sentido, de para qué, de no sentirme parte de nada… Sólo me siento un simple órgano que se mueve empujado por la fuerza de lo que ha creado. Siento que el camino es el que me impulsa a seguir cuando yo en realidad no haría nada más. 

SOY: ¿Quién es yo?

YO: Matías…

SOY: ¿Quién es Matías?

YO: Un individuo…

SOY: ¿De qué eres individuo?

YO: De este mundo… 

SOY: Si eres individuo, eres indivisible. Por lo tanto…

YO: Matías es su Camino. 

SOY: Lo que crees que te condiciona, eres tú mismo, nadie más. Eres la cofia que avanza por el peso de la propia raíz que ha creado. Porque la raíz no es ajena a ti, sino que la construiste como parte de ti para empujarte en estos momentos en que desconoces el camino a seguir. Cuando pierdes la noción consciente de ti mismo, es el inconsciente el que te recuerda por dónde, qué hacer… 

YO: Y me empuja… ¿Pero, a dónde me estoy empujando? Si me siento solo.

SOY: Te diriges a ti mismo, y ese es un viaje que puedes realizar únicamente en soledad. Es tiempo de decir a todos que guardarás silencio en ti mismo… Ya has construido el Árbol entre todos… Ahora necesitas hacerlo solo. 

YO: En silencio, apartado de amigos y familia, de la red, de la idea de mí hacia el mundo. 

SOY: El Camino del Dragón te espera delante, y es tu propio Dragón el que te impulsa a encontrarle. Reconoce tus deseos y anhelos…

YO: Necesito estar desconectado, en silencio… Sin nadie, sin apegos de nada… 

SOY: ¿Ves? Es tu creencia la que te dice que necesitas de los demás, que necesitas unirte a otros, porque es tu idea de pertenencia, tu parte animal de supervivencia la que busca en el otro la estabilidad. Pues esto es la parte del camino que va en contra de la estabilidad: el Destino. 

YO: Está por comenzar mi viaje por la Tierra, por mí… en mi soledad… En silencio. 

SOY: Vibra en el Espacio, deja que el inconsciente te lleve en las corrientes de tu fuerza interior, y cuando reconozcas su fuerza, entonces, abrirás los ojos, y podrás encontrarte frente al espejo de la Consciencia. 

YO: Yo Soy mi Destino. 

SOY: “Levántate y anda”.