SOY: ¿Qué sientes hoy?

YO: Agotamiento. Como si no quisiera hacer nada. Siento como si una metamorfosis estuviera sucediendo dentro de mí y me encuentro entrando en el proceso de volverme crisálida. Siento justamente la sensación de la ola bajando, entrando en una depresión consciente de ir hacia dentro.

SOY: Este es sólo el precalentamiento de lo que has venido a hacer. Tu cuerpo está reconociendo las cosas que debe soltar para poder avanzar ahora.

YO: Hoy en la pirámide me enfrenté a uno de los mensajes que mucho tiempo he buscado negar, y las cosas que fui recibiendo ayer empezaron a cobrar más sentido. Parte de mi misión, de las cosas que vengo rechazando desde hace 900 años…

SOY: Todo está empezando a ejercer su fuerza en ti… ¿Qué sientes?

YO: Siento como una especie de crisis existencial pero al revés. En lugar de perder el sentido de las cosas, todas las historias separadas de mi vida y mis vidas empiezan a cobrar cada vez más sentido, y en esa epifanía, en lugar de sentir euforia, siento depresión…

SOY: Porque el resultado es justamente lo que siempre negaste…

YO: No quiero ser lo que se supone que debo ser… Y por más que mi mente en cierta forma lo acepte, acepte la responsabilidad, mi cuerpo sigue negándose. Siento que no quiero dejar de ser lo que soy para ser lo que en verdad soy.

SOY: Pasar de la oruga a la mariposa. Ambas son parte de ti, no dejas de ser oruga cuando te conviertes en mariposa, sólo has elevado la vibración de tu estado de oruga.

YO: Aún así, la oruga siente la muerte… Desconociendo lo que será…

SOY: Pero en su interior existe el pulso que le lleva a saber que resucitará. ¿Cuál es tu pulso?

YO: Sí… Lo siento, tal vez he comenzado el duelo de una parte de mí antes de tiempo… Desde pequeño siempre he dicho que había pactado dos momentos seguros de muerte en esta vida: una a mis 33 años, y la otra a mis 87 años. Ayer me di cuenta de que esa muerte está cerca. En la historia novelada que escribí, “La Gran Herencia”, mi muerte a los 87 años en la zona de La Esperanza (provincia de Río Negro, Argentina), fue anunciada por un eclipse que me hizo saber que debía dejarme un mensaje en una realidad paralela: “volver a intentarlo, esta vez sin tener miedo a ser, y convertirme en quien se suponía que tenía que ser”. Ese eclipse ocurrirá este próximo 14 de Diciembre de 2020. Y más allá de que me di cuenta de esto hace unos 4 meses o así, es hoy que comienzo a asimilarlo. Tengo miedo de dejar de ser quien soy, o morir en el intento durante el eclipse…

SOY: La muerte es un regalo, en el cual no perderás a tu Yo, sino que te sumarás a mí, como uno, para ser YO SOY. Un único latido. Un único Pulso.

YO: Renacer como alguien superador, sumando, no restando, pues.

SOY: Es la única forma de ser Uno, cuando las partes se integran.

YO: Convertirme en un pulso completo…

SOY: El Sagrado Corazón. Pero no temes a este latido en ti, sino a lo que esto genere en los que te rodean.

YO: …Sí… Muchas veces soy lo que soy por miedo a perder a los que tengo cerca, de que crean que soy otro, del típico comentario “has cambiado, ya no eres el de antes”.

SOY: El miedo de las personas es al cambio, no a la transformación. El cambio es un giro medio de 180 grados. En una perspectiva humana es cambiar del día a la noche, o dar la espalda a alguien al girar sobre ti mismo. La gente teme a los cambios de 180 grados, porque se sienten ignorados, abandonados, viendo algo que no acostumbraban. Y quien cambió se encuentra viendo un panorama y horizonte totalmente nuevos, y para avanzar en él deben dejar atrás a muchos de los que conocían. El camino no te pide que cambies. Por el contrario, te pide que te Transformes. Transformarse es un giro de 360 grados, en el que girando sobre ti, observas todos los posibles horizontes y posibilidades que posees, reconoces lo que no podías ver por estar de espaldas, pero vuelves a tu misma posición con mayor conocimiento, perspectiva, sabiduría y capacidades; todo ello listo para ser compartido con los tuyos, y con muchos más. Los cambios duelen, las transformaciones expanden.

YO: Entiendo… Sí, mi preocupación siempre es lo que puedo generar en los otros a partir de mi pulso.

SOY: Las energías que generamos al pulsar crean ondas magnéticas y reacciones eléctricas en el medio que nos rodea, lo cual en organismos vivos, como otras personas, producen movimientos energéticos que generan descargas que crear emociones. Por ello, son nuestros actos o inacciones los que producen también grandes movimientos fuera. Y esto es lo que a veces, por temor a que dañe a otros, nos lleva a reprimirnos en nuestras propias verdades. ¿Cuántas personas se privan de ser quienes son sabiendo que al accionar pulsarán una energía que hará reaccionar a los demás con nuevas emociones? Pero la verdad es que no puedes ser responsable del cómo los otros asimilan la información, sino de cómo la pulsas. No puedes hacerte cargo de las emociones ajenas, sólo de las intenciones personales.

YO: O sea que debo ser coherente y armónico con lo que surge de mí para los otros, pero si lo positivo que yo exhalo es recibido como negativo por alguien, no es mi culpa, sino que es simplemente por los filtros energéticos de esa persona.

SOY: La comunicación energética es como la comunicación en distintos idiomas, te pierdes en la traducción. Cada uno tiene su dialecto, y hay palabras que por más idénticas que sean significan cosas totalmente diferente para los otros.

YO: Como algunos verbos entre español y argentino… Que traen bastante confusión, aunque humor también.

SOY: Una mala interpretación energética es igual que una mala interpretación lingüística. Una coma o un punto mal puesto, un error ortográfico, marcan la diferencia, pero por mejor que escribas, si el lector es de otra cultura o tiene otro nivel de interpretación lectora, el mensaje será tergiversado sin importar lo que hagas. Por ello, no puedes culparte por no tener el control de cómo los demás asimilarán la información, cada uno de tus pulsos, sino que debes ocuparte de poner lo mejor de ti para que sea el pulso más equilibrado, armónico y coherente posible.

YO: Sí, debo ocuparme de mí y no tanto de cómo los otros lo reciben, pues si yo soy coherente, el pulso de mi ser llegará resonante como coherencia.

SOY: Por ello, pregúntate: ¿cómo y desde dónde emites tus pulsos al mundo? Esta es tu tarea de hoy. Identificar tus proyecciones energéticas y emocionales. Así como las emociones que sientes son producto de las reacciones de pulsos externos, cada uno de tus propios pulsos (y con ello me refiero a actitudes, acciones, intenciones, emociones, expresiones, etc), todas ellas generan reacciones en tu mundo exterior provocando emociones en quienes te rodean. Entonces, ¿qué emociones generas en los demás? ¿Qué es lo que proyectas?

YO: Puedo decir que logro identificar lo que proyecto de manera activa y pasiva. En el aspecto activo, suelo buscar provocar emociones a propósito mediante lo que escribo y comunico, lo cual despierta muchas emociones en los demás, de todo tipo. Y en el aspecto pasivo, he notado a lo largo de mi vida que con mi indiferencia o silencios, o con mi simple ausencia, se generan fuertes reacciones emocionales en los demás. Esto me hace entender la importancia de mi palabra y mi silencio.

SOY: Son tus pulsos. Cada uno tiene diferentes maneras de provocar emociones en los otros. Hoy es el día de pensar en lo que pulso hacia fuera. Y para ello, debes aceptar lo que eres. No temas, esta vez puedes hacerlo…

YO: Inspiro profundo… Y sé que lo haré, sólo debo aprovechar este momento de caída para entenderlo.

SOY: Te estaré esperando en la cima de la ola.

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